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Voto de Ferdydurke:
3
7,6
24.330
Drama
Francia, siglo XVIII. La perversa y fascinante marquesa de Merteuil (Glenn Close) planea vengarse de su último amante con la ayuda de su viejo amigo el Vizconde de Valmont (John Malkovich), un seductor tan amoral y depravado como ella. Una virtuosa mujer casada, Madame de Tourvel (Michelle Pfeiffer), de la que Valmont se enamora, se verá involucrada en las insidiosas maquinaciones de la marquesa. (FILMAFFINITY)
18 de mayo de 2023
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al quitar las cartas, no hay otra, el cine y su condena, pierde casi toda la gracia, se vulgariza y simplifica, se concretiza y explicita. Y además en este caso la forma de contar no es especialmente inspirada, más bien torpe y evidente, obvia y subrayada, descarada, no lo puedo evitar, no lo puedo evitar, no lo puedo evitar...
Pasamos, según avanza la historia, todo se pierde, de un jocundo cinismo, de la simpática jodienda, sálvese quien pueda, a un severo moralismo, yo no he sido, me rindo, del juego a la caza, de la alegría a la tragedia, del puro divertimento a la seria reprimenda o admonición tremenda.
El dúo protagonista, tonto él, tonta ella, está muy bien, ella sierpe bella y pérfida y él castigador afeminado tierno y vaciado, pero la película en sí no es gran cosa, resulta inocente en sus perversiones y nada dramática cuando más se pone o lo intenta, vana, banal, hasta ridícula, en sus penas, Barry Lyndon y la bufa opereta.
Pasamos, según avanza la historia, todo se pierde, de un jocundo cinismo, de la simpática jodienda, sálvese quien pueda, a un severo moralismo, yo no he sido, me rindo, del juego a la caza, de la alegría a la tragedia, del puro divertimento a la seria reprimenda o admonición tremenda.
El dúo protagonista, tonto él, tonta ella, está muy bien, ella sierpe bella y pérfida y él castigador afeminado tierno y vaciado, pero la película en sí no es gran cosa, resulta inocente en sus perversiones y nada dramática cuando más se pone o lo intenta, vana, banal, hasta ridícula, en sus penas, Barry Lyndon y la bufa opereta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Él ama a Michelle, quién no, es una santa obligación, y la deja marchar, a patadas la echa hasta enfermar, y ella, Glenn, la marquesa de chorrapelada, le amaba a él, y no se quiso plegar, paz (no), dame guerra, la vanidad pudo a la felicidad, y lo pagó con creces, todos, de hecho, perdieron, solo unos quizás un poco más que otros.
Al final se quita la máscara, la pintura bélica, pero ya es demasiado tarde, maquillaje hasta en el corazón que decía la insigne canción.
Quizás lo mejor, aunque ahí también se quedan a medias, no rematan la faena, sea el erotismo que siempre gana en la ambigüedad, cuando aparece el deseo de entre las tinieblas de la razón y la convención, la ética, del sí (por favor) y el no (más o menos, bueno...).
Los enamoramientos o sexuales acercamientos son muy burdos y precipitados (casi que por momentos parecen de vodevil de Ozores, no nos los merecemos).
Al final se quita la máscara, la pintura bélica, pero ya es demasiado tarde, maquillaje hasta en el corazón que decía la insigne canción.
Quizás lo mejor, aunque ahí también se quedan a medias, no rematan la faena, sea el erotismo que siempre gana en la ambigüedad, cuando aparece el deseo de entre las tinieblas de la razón y la convención, la ética, del sí (por favor) y el no (más o menos, bueno...).
Los enamoramientos o sexuales acercamientos son muy burdos y precipitados (casi que por momentos parecen de vodevil de Ozores, no nos los merecemos).