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Voto de Ferdydurke:
5
8,0
2.241
Drama. Romance
En el Tokio de 1885, Kikunosuke Onoue, hijo de un prestigioso actor, descubre desolado que es aplaudido únicamente por ser el heredero de su padre y que, en realidad, el público se mofa de sus interpretaciones. La única persona que se atreve a ser sincera con él es Otoku, la niñera de los hijos de su hermano. Pero precisamente por ello es despedida, y a Kikunosuke le prohiben verla por temor a los rumores que se desatarían por su ... [+]
26 de octubre de 2022
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El que observa desde fuera sabe más que el que solo realiza la tarea que no se entera, de la misa la media, de nada, tararea. El crítico duro es el más justo al principio en el aparente triunfo y el más comprensivo o distanciado/distraído en el fracaso a nadie miro.
El éxito artístico, o cualquier otro, es noventa por ciento relaciones sociales, nombre, enchufe, mamoneo y diez por ciento de esfuerzo o talento, corroboro.
Para que a alguien le vaya bien en la vida es necesario que a otro le puteen se sacrifique, no da para todos, el principio de arquímedes, somos muy escasos, o (lo) uno u (lo) otro, la decisión de Sophie o del maestro armero.
Melodrama bien hecho aunque un tanto plano. Rodado con elegancia y esmero pero con un guion artificioso, preparado, muy conducido, de tesis más que de natural desarrollo.
La exaltación de la renuncia (cristiana o nipona son hermanas primas gemelas las cabronas), de la penalidad, de la negación, de la no vida (es decir, de la muerte), de la no rebeldía, de la asunción de cómo son las cosas y las clases y todo, celebración de la precariedad y el abandono, pasiva agresiva, agonía opresiva.
Es el cantar de gesta de una santa laica, algo que por tanto no me pirra se me indigesta se me atraganta te pongas como te pongas, mía amiga. No comulgo mucho con este acabose apocalipsis relamido tormentoso, viciadas ruedas de molino o potro de calvario tortuoso, prefiero algo más leve plácido tenue medio, ni tanto ni tan calvo, no esta sangría doliente sacrificial ritual. Estamos de acuerdo.
El éxito artístico, o cualquier otro, es noventa por ciento relaciones sociales, nombre, enchufe, mamoneo y diez por ciento de esfuerzo o talento, corroboro.
Para que a alguien le vaya bien en la vida es necesario que a otro le puteen se sacrifique, no da para todos, el principio de arquímedes, somos muy escasos, o (lo) uno u (lo) otro, la decisión de Sophie o del maestro armero.
Melodrama bien hecho aunque un tanto plano. Rodado con elegancia y esmero pero con un guion artificioso, preparado, muy conducido, de tesis más que de natural desarrollo.
La exaltación de la renuncia (cristiana o nipona son hermanas primas gemelas las cabronas), de la penalidad, de la negación, de la no vida (es decir, de la muerte), de la no rebeldía, de la asunción de cómo son las cosas y las clases y todo, celebración de la precariedad y el abandono, pasiva agresiva, agonía opresiva.
Es el cantar de gesta de una santa laica, algo que por tanto no me pirra se me indigesta se me atraganta te pongas como te pongas, mía amiga. No comulgo mucho con este acabose apocalipsis relamido tormentoso, viciadas ruedas de molino o potro de calvario tortuoso, prefiero algo más leve plácido tenue medio, ni tanto ni tan calvo, no esta sangría doliente sacrificial ritual. Estamos de acuerdo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
¿Por qué había que matarla a la pobre tan joven, qué necesidad?
Haberla dejado ir libre como los gorriones. O mejor/peor, emponzoñada, corrompida, como Maruja Asquerino en el mar y el tiempo, cualquier cosa antes que este suicidio/holocausto/kamikaze/harakiri tan triste terrible detestable (y a última hora, para más inri o escarnio, sal en la herida, me perdonan/aceptan en la familia, a buenas horas, que se vayan, eso, todos, a la mierda). Vale.
El arte del sufrimiento como método infalible para lograr tus objetivos.
Pues no.
Haberla dejado ir libre como los gorriones. O mejor/peor, emponzoñada, corrompida, como Maruja Asquerino en el mar y el tiempo, cualquier cosa antes que este suicidio/holocausto/kamikaze/harakiri tan triste terrible detestable (y a última hora, para más inri o escarnio, sal en la herida, me perdonan/aceptan en la familia, a buenas horas, que se vayan, eso, todos, a la mierda). Vale.
El arte del sufrimiento como método infalible para lograr tus objetivos.
Pues no.