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Voto de Ferdydurke:
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7,2
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Drama
Ramón (Javier Bardem) lleva casi treinta años postrado en una cama al cuidado de su familia. Su única ventana al mundo es la de su habitación, que da al mar, donde sufrió el accidente que interrumpió su juventud. Desde entonces, su único deseo es morir dignamente. En su vida ejercen una gran influencia dos mujeres: Julia (Belén Rueda), una abogada que apoya su causa, y Rosa (Lola Dueñas), una vecina que intenta convencerlo de que vivir ... [+]
2 de marzo de 2024
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por un momento me olvidé de lo que se traían entre manos y me salió la carcajada sola la cabrona cuando me di cuenta de que aquello no era lo que parecía, en verdad no precisamente una tragedia a espuertas ni nada, sino mucho más y mejor y bien comedia de las buenas, romántica amorosa para más señas, para mayor placer y satisfacción de todo el personal, vodevil, de gavilanes pasión, yo te amo, andobo, kabezabolo (no están bien hechos los efectos de las fotos o del cuerpo, cantan lo suyo), pues yo más, pichoncita mía, no, la otra, yo misma te quiero el mundo entero, pocholo, no, a ti, y a la otra y a la de en medio os amo y adoro yo, venga, juguemos a las enfermeras y los médicos, quilombo, al kamasutra, cama redonda, todos contra todos, si Mahoma no va a la montaña, que las mahometanas se metan en su cama, bragatanga, celebremos/descubramos/practiquemos/compartamos el sexo, tántrico, a ello, carajo.
Pero por el otro, el yin y el yan, al pan pan, el cielo y el infierno, el ateo o agnóstico y el católico fanático, debo reconocer, pecado cinéfilo de lesa gravedad, dos avemarías y tres padresnuetros, reza, penitencia, me hinco de hinojos, reclinatorio, que a eso de la mitad del trayecto me quedé, malamente, traspuesto, debió ser en medio de unos de esos viajes astrales al fin del mar la mar o tal vez alrededor de una sesión de ultraviolencia y sexo soterrada telepática, quién sabe, sueño, soñar, dormir, morir, todo es uno y lo mismo, empezar, coge la calavera y declama el poema, mostro, bardo, Yorick, Rosencrantz y Guildenstern no han muerto.
Bueno, Amenábar es un sublimador, a falta de otra cosa, que trata de pasar la mano, confección y lavado, la mopa, servicio de limpieza del día las veinticuatro horas, por la sordidez y lo material, lo humano que todos llevamos dentro no tan maqueado, para armar o crear un artefacto blando y cansino y cómico (sí, ya lo dijimos, voluntaria e involuntariamente, dos en uno, te partes la caja) y hasta morboso a través del personaje de Belén (estupenda y guapísima actriz) con el que se pone sádico Camino (otro que tal baila) o el cine español y los directores médicos forenses come curas y monjas Medem, Almodóvar, Fesser y este y otro millón a la cola que se corren vivos con las batas y las jeringuillas, trepanando cerebros, haciendo transfusiones de sangre, cortando en pedazos a sus personajes más queridos o llevándoles al matadero tan sonrientes triunfantes felices divinos de la muerte tras haber perpetrado innumerables perrerías von Trier en sus cuerpos serranos joteros directos al valhalla o al nirvana tanto montan, plenos.
Bardem está inmenso y colosal y gracioso y malo y Lola Dueñas muy bien y Amenábar es perfecto en su mediocridad fría y meticulosa y vacía celofán tan inteligente, educada y civilizada y aséptica, no es un hombre, es un programa de ordenador, por dentro tiene huesos y microbit, chips, tornillos, tuercas y software, todo eso tan guapo y chulo, es un cyborg, de cuco un reloj, debió caer de algún planeta muy lejano, de algún guindo extraordinario, o seguramente sea una cobaya del gobierno (del yanqui, es decir, del nuestro, amos y tirititeros tirititrán, (al) tran tran, all bran, trote cochinero, se ven los hilos desde la luna de Valencia, de quién si no).
Ah, y la película se cubre las espaldas, (no tanto) en salud, todo el rato para los de en ristre la santa queja a cuestas como una cruz, no para de decir Ramoncín que el hecho de que él se quiera matar y de que considere su vida una puta basura no implica necesariamente, ni mucho menos, que las del resto sean lo mismo o las considere igual o, sobre todo, lo más importante, lo que la gente olvida, que le importe un comino o lo más mínimo, vamos, que los demás se la sudan, vale, de acuerdo
Así como el personaje de Belén a mansalva es torturado con saña, el de la Dueñas es bastante tonto y falsario o cojo tal como está contado o expuesto y cómo evoluciona, demasiado pensado para agradar o compensar al espectador medio, caramelo, una de cal y otra de arena, yo te quiero, yo te mato, ya veremos, no hay mayor demostración de afecto, los que se quieren se pegan o convierten en cero, sartenazo y tentetieso, obvio.
La eutanasia se produce o practica todos los días, problema superado, no ha lugar a necios engorros, lo que pasa es que normalmente el elegido o afortunado no se da ni cuenta, para qué, lo hacen por su bien, vocación de servicio, le hacen un favor tan grande que tienen hasta el elegante detalle al dente, que no falte o quede, de ni siquiera preguntar o consultar al agraciado o susodicho, win and win, de nada, que los planes salgan bien me gusta, mazo mola.
Pero por el otro, el yin y el yan, al pan pan, el cielo y el infierno, el ateo o agnóstico y el católico fanático, debo reconocer, pecado cinéfilo de lesa gravedad, dos avemarías y tres padresnuetros, reza, penitencia, me hinco de hinojos, reclinatorio, que a eso de la mitad del trayecto me quedé, malamente, traspuesto, debió ser en medio de unos de esos viajes astrales al fin del mar la mar o tal vez alrededor de una sesión de ultraviolencia y sexo soterrada telepática, quién sabe, sueño, soñar, dormir, morir, todo es uno y lo mismo, empezar, coge la calavera y declama el poema, mostro, bardo, Yorick, Rosencrantz y Guildenstern no han muerto.
Bueno, Amenábar es un sublimador, a falta de otra cosa, que trata de pasar la mano, confección y lavado, la mopa, servicio de limpieza del día las veinticuatro horas, por la sordidez y lo material, lo humano que todos llevamos dentro no tan maqueado, para armar o crear un artefacto blando y cansino y cómico (sí, ya lo dijimos, voluntaria e involuntariamente, dos en uno, te partes la caja) y hasta morboso a través del personaje de Belén (estupenda y guapísima actriz) con el que se pone sádico Camino (otro que tal baila) o el cine español y los directores médicos forenses come curas y monjas Medem, Almodóvar, Fesser y este y otro millón a la cola que se corren vivos con las batas y las jeringuillas, trepanando cerebros, haciendo transfusiones de sangre, cortando en pedazos a sus personajes más queridos o llevándoles al matadero tan sonrientes triunfantes felices divinos de la muerte tras haber perpetrado innumerables perrerías von Trier en sus cuerpos serranos joteros directos al valhalla o al nirvana tanto montan, plenos.
Bardem está inmenso y colosal y gracioso y malo y Lola Dueñas muy bien y Amenábar es perfecto en su mediocridad fría y meticulosa y vacía celofán tan inteligente, educada y civilizada y aséptica, no es un hombre, es un programa de ordenador, por dentro tiene huesos y microbit, chips, tornillos, tuercas y software, todo eso tan guapo y chulo, es un cyborg, de cuco un reloj, debió caer de algún planeta muy lejano, de algún guindo extraordinario, o seguramente sea una cobaya del gobierno (del yanqui, es decir, del nuestro, amos y tirititeros tirititrán, (al) tran tran, all bran, trote cochinero, se ven los hilos desde la luna de Valencia, de quién si no).
Ah, y la película se cubre las espaldas, (no tanto) en salud, todo el rato para los de en ristre la santa queja a cuestas como una cruz, no para de decir Ramoncín que el hecho de que él se quiera matar y de que considere su vida una puta basura no implica necesariamente, ni mucho menos, que las del resto sean lo mismo o las considere igual o, sobre todo, lo más importante, lo que la gente olvida, que le importe un comino o lo más mínimo, vamos, que los demás se la sudan, vale, de acuerdo
Así como el personaje de Belén a mansalva es torturado con saña, el de la Dueñas es bastante tonto y falsario o cojo tal como está contado o expuesto y cómo evoluciona, demasiado pensado para agradar o compensar al espectador medio, caramelo, una de cal y otra de arena, yo te quiero, yo te mato, ya veremos, no hay mayor demostración de afecto, los que se quieren se pegan o convierten en cero, sartenazo y tentetieso, obvio.
La eutanasia se produce o practica todos los días, problema superado, no ha lugar a necios engorros, lo que pasa es que normalmente el elegido o afortunado no se da ni cuenta, para qué, lo hacen por su bien, vocación de servicio, le hacen un favor tan grande que tienen hasta el elegante detalle al dente, que no falte o quede, de ni siquiera preguntar o consultar al agraciado o susodicho, win and win, de nada, que los planes salgan bien me gusta, mazo mola.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Casi, ya puestos, que dan a entender que lo que le preocupa realmente a la familia es quedar mal en/ante/por la tele y (sin casi) lo que vienen a decir al final (¿el mensaje más que evidente?) es que es mucho mejor matarte a tiempo o que te maten previamente antes que palmarla de mala manera sin recordar ni tu nombre ni tu cara dando tristeza a la pena, borrado del mapa, convertido en un ectoplasma o fantasma, él hinca la pata, nunca peor dicho, saboreando cada momento, netamente consciente, ella no se entera de la misa la media y lo que le queda o te rondaré morena, a expensas de la cruel parca que con su agonía se deleita, que con su moribundo ser se devana y goza casi eróticamente mientras la/te desgracia.
¿Cuestión de propaganda o de perspectivas o de puntos de vista o de moralejas o de milagros o de curas cinematográficos tan descreídos que debajo de su ateísmo de pega esconden una sotana a su cuerpo tatuada, la religión siempre permanece, solo cambian los ritos y las ceremonias, la pompa y circunstancia, a lo que se reza y en nombre de qué o quién se sacrifica a las víctimas inocentes o no, a quién se le ofrendan los cuerpos y las almas del manso rebaño y a quién se mata o muere o de la quema salva?
¿Y los que le mataron o salvaron quiénes eran exactamente o qué pasó con ellos, por qué lo hicieron ellos y no otros más allá de lo obvio, por qué en ese momento no antes o más tarde, por qué no en las tres décadas precedentes, por el revuelo, por el libro, por los tiempos modernos más mortecinos mostrencos, y, cambiando de tercio, al puto dinero ni un mísero verso le dedicamos, lo tenemos tan abandonado, es de muy mal gusto hablar de ello, de pensiones, rentas, sueldos, abogados por amor al arte, minutas, presupuestos, ricos, pobres, llegar a fin de mes, echar la bonoloto, Dios puede que no exista o que esté tirado enterrado en cualquier cuneta de mala muerte, pero Marx es seguro que mucho menos por lo que parece, seducido y abandonado, ni está ni se le espera, lo mismo que los poderes y políticos y otros y otras reverendas mierdas que en estos casos suelen dar la callada por respuesta, hacer mutis por el foro y por estas santas magnas obras no asomar la cabeza, nunca están invitados a estas tan clericales paganas fiestas, se ausentan hasta orden nueva, hasta que llegue su hora, la de hacerse la foto en la gala de los Goya y, tan especialmente, la de poner toda la pasta cuando toca a cambio de nada, solo de programa, de repetir la cantinela o monserga, la moral moda que en cada momento al oído te susurra a pies juntillas su estribillo sin salirse ni una coma, tú replica, la de seducción melodía, cómicos, venga?
¿Cuestión de propaganda o de perspectivas o de puntos de vista o de moralejas o de milagros o de curas cinematográficos tan descreídos que debajo de su ateísmo de pega esconden una sotana a su cuerpo tatuada, la religión siempre permanece, solo cambian los ritos y las ceremonias, la pompa y circunstancia, a lo que se reza y en nombre de qué o quién se sacrifica a las víctimas inocentes o no, a quién se le ofrendan los cuerpos y las almas del manso rebaño y a quién se mata o muere o de la quema salva?
¿Y los que le mataron o salvaron quiénes eran exactamente o qué pasó con ellos, por qué lo hicieron ellos y no otros más allá de lo obvio, por qué en ese momento no antes o más tarde, por qué no en las tres décadas precedentes, por el revuelo, por el libro, por los tiempos modernos más mortecinos mostrencos, y, cambiando de tercio, al puto dinero ni un mísero verso le dedicamos, lo tenemos tan abandonado, es de muy mal gusto hablar de ello, de pensiones, rentas, sueldos, abogados por amor al arte, minutas, presupuestos, ricos, pobres, llegar a fin de mes, echar la bonoloto, Dios puede que no exista o que esté tirado enterrado en cualquier cuneta de mala muerte, pero Marx es seguro que mucho menos por lo que parece, seducido y abandonado, ni está ni se le espera, lo mismo que los poderes y políticos y otros y otras reverendas mierdas que en estos casos suelen dar la callada por respuesta, hacer mutis por el foro y por estas santas magnas obras no asomar la cabeza, nunca están invitados a estas tan clericales paganas fiestas, se ausentan hasta orden nueva, hasta que llegue su hora, la de hacerse la foto en la gala de los Goya y, tan especialmente, la de poner toda la pasta cuando toca a cambio de nada, solo de programa, de repetir la cantinela o monserga, la moral moda que en cada momento al oído te susurra a pies juntillas su estribillo sin salirse ni una coma, tú replica, la de seducción melodía, cómicos, venga?