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Rusia Rusia · Stalingrado
Voto de Ferdydurke:
7
Drama. Comedia Daniel Mantovani, escritor argentino galardonado con el Premio Nobel de Literatura, hace cuarenta años abandonó su pueblo y partió hacia Europa, donde triunfó escribiendo sobre su localidad natal, Salas, y sus personajes. En el pico de su carrera, el alcalde de Salas le invita para nombrarle "Ciudadano Ilustre" del mismo, y Montavani, contra todo pronóstico, decide cancelar su apretada agenda y aceptar la invitación. (FILMAFFINITY)
18 de noviembre de 2016
26 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
En un momento dado habla de Kafka, de su estilo simple, de sus frases sencillas (yo, si mal no recuerdo, diría que no tanto, sí pero no, es decir, no utiliza(ba) adjetivos sorprendentes ni giros barrocos o un vocabulario muy extenso, pero es una prosa alambicada, reflexiva, de muchas frases largas y párrafos interminables y apretujados, con una lógica retorcida de una manera casi judicial) como modo más directo, sincero y eficaz de resultar perturbador.
Al principio, cuando recoge el premio, en su discurso comenta que se ha vuelto cómodo para el poder y que un escritor debería ser lo contrario, incómodo por naturaleza, revulsivo, hiriente si de verdad es un creador y no un mero florero que las instituciones ponen para decorar los salones (es decir, la práctica totalidad).
A la mitad de la historia, una mujer le pregunta (o reclama) por qué no escribe "cosas lindas" (el lugar común que asocia lo lindo con la mentira consoladora, con la evasión narcótica. Cuando muchas veces es justo al revés, lo más lindo es lo más desgarrador, claro, si está bien expresado ese dolor y no es mero histrión bobo y espectáculo vacuo).
Bueno, pues podemos tomar estas cuestiones para hablar de esta difícil película. Sería un buen modo de intentar entenderla ya que su apariencia de sencilla comedia satírica confunde o simplifica su fondo esquinado, vidrioso, complejo.
Por partes:
- Estilo sencillo o no. Sí, lo es. En primer término. Pero si te fijas, ves que no tanto. Porque da bandazos y se mueve a fuerza de contradicciones. Comienza como retrato del típico intelectual ególatra y muy inteligente que está harto del mundo y pasea su asco allá por donde va. Solitario, maniático y ridículo. Parece terreno de comedia conocida. Con ciertos toques de drama moral. Al correr de los minutos gira hacia el sarcasmo suave y la sátira más o menos amable. Después, hacia la rotunda crítica moral de las costumbres, de la ignorancia y la brutalidad, el tono se ha agriado y oscurecido. Para un final sombrío, irónico y metaficcional. Más o menos.
- Cómodo/Incómodo. Es fácil de ver, toca temas transitados, la fotografía, la narración, las interpretaciones, todos los ingredientes en juego parten de un costumbrismo caricaturesco "agradable" ("terrible palabra"), lugar seguro para el espectador. Pero esa calma chicha no dura mucho. La condescendencia simpática o el tópico más o menos sobado desaparecen para dejar espacio a una denuncia cruda, casi a un esperpento moral. De la pesadilla cómica al horror posible. De los abrazos y besos a la violencia como banalidad. Casi no lo notaste, pero el cambio no por gradual dejó de ser menos brusco en su aspecto más ético.
- Cosas lindas o feas. Se habla mucho, aunque quizás no lo parezca tanto, de lo que supone escribir o crear. Y este es uno de los puntos claves que se relaciona con otros de parecida importancia y dificultad. ¿El artista debe ser buena persona? ¿El artista, para mejorar el mundo, debe decir cosas buenas? No y No. Eso responde convencido el protagonista. La obra literaria debe ser autónoma y libre. Y, al contrario que políticos y otros sinvergüenzas, debe contar las cosas como son, sin miedo ni disimulos, lejos de la mentira oficial que se esparce/vende/propaganda mediante cada día. El compromiso supone riesgo, sinceridad, crítica, no cobardía, trampa o más oscuridad, ni mucho menos masajeo ni apuntarse en cada momento a la moda que dicta del poder ese rato. La literatura debe servir de espejo, no como panfleto o manual de ciudadanía, para que el lector, a través de los personajes, entienda, asimile de forma indirecta, absorba los valores o sus contrarios encarnados en seres de ficción contradictorios de tal forma que pueda desarrollar sospecha, capacidad analítica y un mínimo de interés por el mundo para así salir de su minucia personal tan irrelevante y burda o intercambiable.
Y otra pregunta. ¿Importa que el autor haya vivido lo que narra? Tampoco, eso es lo de menos, morralla, pienso de chismosos. Lo que cuenta es la verosimilitud de la ficción, su lógica interna, no la trivial vida del autor.
Es muchas cosas esta película, pero una de las más llamativas, y supongo que polémicas y discutidas, consiste en la denuncia, a través de una parodia muy ácida, de la Argentina pueblerina llena de cazurros, caciques y estupidez.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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