Hubiera estado mejor ver a los otros padres recibiendo a sus hijos perdidos, la emoción y maravilla hubieran sido mucho mayores porque ellos ya no los esperaban de vuelta. Pero aquí no aciertan una, todas fuera.
Argos el ciego que todo lo ve, Orfeo y Eurídice, El país de nunca jamás y la bruja avería.
Esta misma película la hace Nicolas Cage y no está tan mal, él hasta en la pocilga deja su sello de calidad, sus señas de identidad, hasta cuando se revuelca en la porquería es, a su manera vulgar y campechana, elegante, distinguido y psicotrónico, majete, su cara o jeta máscara careta de desgarramantas, de perro pachón apaleado, rantanplan, de pánfilo pringado pasmado sonado cariacontecido nadie se la quita de encima, a mucha honra, para poner ese careto de lelo tan perfecto se necesitan de muchos miles de años, los que a él le adornan o contemplan, de duro entrenamiento, de aquí al cielo.