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Rusia Rusia · Stalingrado
Voto de Ferdydurke:
5
Cine negro. Intriga. Drama Los Ángeles, 1937. El detective Gittes, especializado en divorcios, recibe la visita de la esposa de Mulwray, el jefe del Servicio de Aguas de la ciudad, que sospecha que su marido la engaña. Al mismo tiempo, Gittes descubre que los agricultores acusan a Mulwray de corrupción por su negativa a construir un pantano que paliaría la sequía que sufren. Poco después, el escándalo salta a la prensa, pero la cosa se complica cuando una mujer ... [+]
24 de agosto de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cerdo y el silbido. El quid de la cuestión es.
Vosotros y vuestros adversarios y, naturalmente, yo mismo estamos todos en la misma parte, la parte donde el desierto crece. El desierto es la historia de Occidente. Pero la mirada que ve crecer el desierto, esa mirada no pertenece al desierto. Está en otra parte. Y en ello reside cualquier posibilidad de salvación.
Dijo alguien que creo que no soy yo hace algún tiempo por otra parte.
Nicholson está/va de punta en blanco, hecho un figurín, un brazo de mar, como un marinero de agua dulce o salada, igual que la policía, el hispano es un chulazo, hasta que sale el enano cabrón inopinado de la misma nada y le llena de esparadrapo el careto, un guiñapo, qué feo, le parte la crisma, el alma, le raja/marca para siempre, la señal de la bestia, le deja su huella de Ricardo III nada menos, el contrahecho, ese engendro del infierno, como Pacino, Alfredo.
Es mucho mejor al principio, como tantas, la mayoría que se desinflan, cuando solo mira y vigila, contempla, ese arte olvidado/perdido, qué hermosura llena de relojes que se derriten mientras se para el tiempo, la fotografía del desierto que se expande, avanza, nadie lo para, o lee más arriba, que después que se menea, cuando la noche se mueve y se implica/aplica/complica más en lo que observa, y ni mentar ese final criminal tan chungo de vodevil con mucho perejil y multitud de personajes haciendo el ridículo en un metro cuadrado matando algo y sobreviviendo mucho por apenas nada, por un quítame allá esas pajas, los palos del sombrajo, para respirar solo un poco más, ese pequeño lujo asiático.
Una investigación y una metáfora que se bifurca en dos direcciones, la caudalosa corrupta gerifalte, dame todo el agua para mí y mis tierras grandes, compra/venta fantasma mediante, y la endogámica familiar viciada para un mismo siniestro diagnóstico irrefutable, el poder puro es el mal absoluto, a más dinero, mayor miseria, todo lo que brilla es ponzoña en suma.
Es Shakespeare en alpargatas, de andar por casa, como una lagartija cazando torpes insectos al sol que más calienta.
Es Philip Marlowe low cost, en plan vulgar, zarrapastroso.
Es un pobre hombre, sabueso tieso, Nicholson por segunda vez, de aquí para allá, como vaca sin cencerro, que se las sabe todas pero no se entera de nada, pardillo de medio pelo que no para de meterse en absurdos líos y que arrastra un pasado chino de padre y muy señor mío.
Tiene ciertos detalles graciosos y malvados, Burt Young y no miro a nadie, la parte técnica es admirable y hasta impresionante, la cámara se mueve con precisión y elegancia, pero al final el pastiche hace agua, de borrajas, se ahoga en su propio vómito vacío y oscuro, un charco de tontería ahíta la inunda, le anega la más negra pena.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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