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Voto de Ferdydurke:
8
7,7
16.090
Drama
“La Gaviota” es un caserón situado en las afueras de una ciudad del norte de España. En ella viven Agustín, médico y zahorí, su mujer, maestra represaliada por el franquismo, y su hija Estrella. La niña, desde su infancia, sospecha que su padre oculta un secreto. (FILMAFFINITY)
11 de febrero de 2021
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Flor en la sombra. Una historia de amor y oscuridad.
Qué belleza de película. Recoge la tradición española más esencial y la mira como si de Bergman se tratara, Delibes contado por Dreyer. Y convierte el silencio en un bello desafío, todos esos huecos sonoros que dan real sentido a la historia, lo mismo que la oscuridad al día, en esos contrastes estalla de hermosura esta obra, en esas dobleces u opuestos, Irene-Laura, médico-zahorí, ciencia-superstición, luz-tinieblas, amor y muerte, del pasodoble a Schubert, cada plano es significativo, infinito, detenido, pero sin ser pedante o recargado, lleno, con hondura y suavidad, nada es al azar o arbitrario, es un todo armónico, sencillo, preciso, precioso, calculado, hay calor y dolor, observación y tormento, se dice mucho calladamente, es una pequeña maravilla, disfrutona y asombrosa. Y las dos Españas que se ceban en las familias, donde, como dice la inmensa, gloriosa Rafaela, no hay buenos ni malos sino todo lo contrario, depende del momento, balas, palabras, ideas, todo cambia y pasa. Y una niña que se fija, es inteligente y sensible y se da cuenta. Del norte frío seco al sur dulce y generoso, se ama lo que no se tiene y anhela o ya se perdió definitivamente, como ese ideal o deseo de huida, el paraíso soñado que es a la vez el pasado, el origen de todo, la raíz de este meollo. Y el padre amado como una figura inalcanzable, siempre en la distancia, torturado, poderoso, ángel caído en desgracia, tocado del ala, herido de muerte, lleno de melancolía y tristeza, su vida, sus ideales, su amor, todo quedó atrás y es incapaz de seguir adelante, depresivo, sufriente, y la pobre madre que paga los platos rotos en la sombra, todo es sugerido, sutil, susurrado, insinuado. La frontera que separa la niñez de la adolescencia (de niña va al encuentro del padre cuando en la calle se lo encuentra, de más mayor se esconde, de la inocencia curiosa a la lucidez dolida), la casa de campo de la ciudad, el cine de la vida, la ficción de la realidad. Y los ritos de paso, la comunión, la boda. Y esa rima alucinante con el pasodoble, qué gran momento cuando suena por segunda vez, separado por años, circunstancias y desgracias.
Película inspirada, rica, humilde, profundamente hermosa, austera, espiritualmente ascética y hasta con cierta gracia. Todo funciona, la dirección, la fotografía, los actores, la puesta en escena, el lugar, el momento, la historia, en trance o estado de gracia constante, metáfora de España evidente.
Qué belleza de película. Recoge la tradición española más esencial y la mira como si de Bergman se tratara, Delibes contado por Dreyer. Y convierte el silencio en un bello desafío, todos esos huecos sonoros que dan real sentido a la historia, lo mismo que la oscuridad al día, en esos contrastes estalla de hermosura esta obra, en esas dobleces u opuestos, Irene-Laura, médico-zahorí, ciencia-superstición, luz-tinieblas, amor y muerte, del pasodoble a Schubert, cada plano es significativo, infinito, detenido, pero sin ser pedante o recargado, lleno, con hondura y suavidad, nada es al azar o arbitrario, es un todo armónico, sencillo, preciso, precioso, calculado, hay calor y dolor, observación y tormento, se dice mucho calladamente, es una pequeña maravilla, disfrutona y asombrosa. Y las dos Españas que se ceban en las familias, donde, como dice la inmensa, gloriosa Rafaela, no hay buenos ni malos sino todo lo contrario, depende del momento, balas, palabras, ideas, todo cambia y pasa. Y una niña que se fija, es inteligente y sensible y se da cuenta. Del norte frío seco al sur dulce y generoso, se ama lo que no se tiene y anhela o ya se perdió definitivamente, como ese ideal o deseo de huida, el paraíso soñado que es a la vez el pasado, el origen de todo, la raíz de este meollo. Y el padre amado como una figura inalcanzable, siempre en la distancia, torturado, poderoso, ángel caído en desgracia, tocado del ala, herido de muerte, lleno de melancolía y tristeza, su vida, sus ideales, su amor, todo quedó atrás y es incapaz de seguir adelante, depresivo, sufriente, y la pobre madre que paga los platos rotos en la sombra, todo es sugerido, sutil, susurrado, insinuado. La frontera que separa la niñez de la adolescencia (de niña va al encuentro del padre cuando en la calle se lo encuentra, de más mayor se esconde, de la inocencia curiosa a la lucidez dolida), la casa de campo de la ciudad, el cine de la vida, la ficción de la realidad. Y los ritos de paso, la comunión, la boda. Y esa rima alucinante con el pasodoble, qué gran momento cuando suena por segunda vez, separado por años, circunstancias y desgracias.
Película inspirada, rica, humilde, profundamente hermosa, austera, espiritualmente ascética y hasta con cierta gracia. Todo funciona, la dirección, la fotografía, los actores, la puesta en escena, el lugar, el momento, la historia, en trance o estado de gracia constante, metáfora de España evidente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Qué maravillosos hijos hubieran tenido Icíar y el Pirri, el que habla por teléfono con tanto aplomo y seguro que en verdad brasileño muy sambero, que tú no me conoces niña, cuidado, conmigo, Bollaín y el Carioco nada menos. Como meter a Borat en una peli de Malick y no morir en el intento, esa es la prueba definitiva de la absoluta genialidad de Erice, ese humor tan jocundo y desapercibido, de contrabando, solo para iniciados.
Consejo bueno: huid de esta película como si fuera aceite de ricino impacientes o glotones, brutos y torpes, miedosos y fulleros, demasiado inteligentes o perspicaces, con el sentido común derramado, repleto, es una prueba dura, ya lo sabes, puro desvelo.
P.D.: supongo que a estas alturas ya todo el mundo conoce que esta es solo la mitad de la obra, que el resto, lo sureño, ya guionizado, localizado y con los actores preparados, Fernán Gómez, por ejemplo, fue mutilado, abortado, censurado, se cerró el grifo del dinero y de los previstos 81 días de rodaje, la cosa quedó solo en 48, de hecho, es la única forma de explicar algunas escenas de esta película en las que se maneja una información que solo más adelante se desvelaría o aclararía.
Bueno, pues este suceso que para la mayoría será anecdótico o irrelevante, que habla de amistades traicionadas, ese Elías Querejeta productor mediante, promesas incumplidas, no te preocupes, Víctor (hombre que habla y escribe igual que dirige el puñetero, pausado, reflexivo, penetrante, bellamente, moroso, exhaustivo, preciso, minucioso, trascendente, que parece solo apuntar tímidamente y que en realidad lo dice a la vez todo, cada cosa tiene su nombre y concepto, su explicación y desarrollo, y que tiene una herida abierta por esta obra, cierto rencor o veneno sublimado por la experiencia y la comprensión de todas las cosas, el dolor del creador verdadero al que no dejaron expresar su mundo interior, hasta el fondo), que ya verás cómo se termina más adelante, de sueños rotos y películas incompletas, muestra mejor que nadie el funcionamiento corrupto e inepto de nuestro cine y, ya si te pones a ello solo un poco, de nuestra cultura democrática entera, tan reciente, qué pena, de cómo a uno de los mejores autores españoles con mucha diferencia, además de muy reconocido y admirado fuera de nuestras fronteras, se le ha impedido hacer una carrera, se supone que debido a su máximo rigor y de la más alta calidad exigencia, con riesgo de perder dinero o de que a la gente no le guste (peligros que parece que no se habían cumplido con las obras anteriores) y, lo mucho peor, se nos ha hurtado a los posibles espectadores seguramente de disfrutar de grandes obras que nos hubieran dado mayor sentido y hasta incluso de aquella manera llenado de orgullo (no quiero detenerme aquí en la esperpéntica historia que dio lugar a la película de Trueba, "El embrujo de Shanghai", proyecto que previamente había iniciado Erice y en el que estaba metido de hoz y coz hasta que las circunstancias patriótica cinéfilas tan particulares que nos asolan, Andrés Vicente Gómez dijo que no, que mejor el otro, donde va a parar, mi hombre de confianza, truncaron esa bella posibilidad, no quiero ni imaginar, se me abren las carnes solo de pensarlo, lo que hubiera hecho Víctor en comparación con lo que hizo Trueba, que dios les perdone, difícil lo tienen por muy buenos que sean y mucho que se esfuercen), mientras que se han gastado/robado ingentes cantidades de pasta para financiar infinitas mamarrachadas y múltiples aberraciones que no ha visto nadie y que nos avergüenzan profundamente, todo sea por recibir el talón del gobierno correspondiente (recordemos que en aquel lejano 1983 Felipe y su partido socialista estaban por allí presentes), tú la estrenas y que pase el siguiente, toma el cheque, colega, artista, hombre, y corre.
Así nos va.
Consejo bueno: huid de esta película como si fuera aceite de ricino impacientes o glotones, brutos y torpes, miedosos y fulleros, demasiado inteligentes o perspicaces, con el sentido común derramado, repleto, es una prueba dura, ya lo sabes, puro desvelo.
P.D.: supongo que a estas alturas ya todo el mundo conoce que esta es solo la mitad de la obra, que el resto, lo sureño, ya guionizado, localizado y con los actores preparados, Fernán Gómez, por ejemplo, fue mutilado, abortado, censurado, se cerró el grifo del dinero y de los previstos 81 días de rodaje, la cosa quedó solo en 48, de hecho, es la única forma de explicar algunas escenas de esta película en las que se maneja una información que solo más adelante se desvelaría o aclararía.
Bueno, pues este suceso que para la mayoría será anecdótico o irrelevante, que habla de amistades traicionadas, ese Elías Querejeta productor mediante, promesas incumplidas, no te preocupes, Víctor (hombre que habla y escribe igual que dirige el puñetero, pausado, reflexivo, penetrante, bellamente, moroso, exhaustivo, preciso, minucioso, trascendente, que parece solo apuntar tímidamente y que en realidad lo dice a la vez todo, cada cosa tiene su nombre y concepto, su explicación y desarrollo, y que tiene una herida abierta por esta obra, cierto rencor o veneno sublimado por la experiencia y la comprensión de todas las cosas, el dolor del creador verdadero al que no dejaron expresar su mundo interior, hasta el fondo), que ya verás cómo se termina más adelante, de sueños rotos y películas incompletas, muestra mejor que nadie el funcionamiento corrupto e inepto de nuestro cine y, ya si te pones a ello solo un poco, de nuestra cultura democrática entera, tan reciente, qué pena, de cómo a uno de los mejores autores españoles con mucha diferencia, además de muy reconocido y admirado fuera de nuestras fronteras, se le ha impedido hacer una carrera, se supone que debido a su máximo rigor y de la más alta calidad exigencia, con riesgo de perder dinero o de que a la gente no le guste (peligros que parece que no se habían cumplido con las obras anteriores) y, lo mucho peor, se nos ha hurtado a los posibles espectadores seguramente de disfrutar de grandes obras que nos hubieran dado mayor sentido y hasta incluso de aquella manera llenado de orgullo (no quiero detenerme aquí en la esperpéntica historia que dio lugar a la película de Trueba, "El embrujo de Shanghai", proyecto que previamente había iniciado Erice y en el que estaba metido de hoz y coz hasta que las circunstancias patriótica cinéfilas tan particulares que nos asolan, Andrés Vicente Gómez dijo que no, que mejor el otro, donde va a parar, mi hombre de confianza, truncaron esa bella posibilidad, no quiero ni imaginar, se me abren las carnes solo de pensarlo, lo que hubiera hecho Víctor en comparación con lo que hizo Trueba, que dios les perdone, difícil lo tienen por muy buenos que sean y mucho que se esfuercen), mientras que se han gastado/robado ingentes cantidades de pasta para financiar infinitas mamarrachadas y múltiples aberraciones que no ha visto nadie y que nos avergüenzan profundamente, todo sea por recibir el talón del gobierno correspondiente (recordemos que en aquel lejano 1983 Felipe y su partido socialista estaban por allí presentes), tú la estrenas y que pase el siguiente, toma el cheque, colega, artista, hombre, y corre.
Así nos va.