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Voto de Ferdydurke:
3
5,8
726
Drama
Marcos (Roberto Álamo), Sandra (Maggie Civantos) y su hija Lola (Claudia Placer) forman una familia vital y carismática. Marcos, bombero de profesión y acostumbrado a vivir situaciones límite, recibirá un duro golpe que hará que su vida de un giro inesperado. A partir de entonces, sufrirá un bloqueo que no le permitirá reconocer las emociones de los demás ni empatizar con ellos. Con la ayuda de los suyos, iniciará un tratamiento para ... [+]
25 de enero de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un gran dolor, inmenso como Roberto Álamo, ocupa esta película de manera clara y ese es su gran acierto, captar ese sentimiento o desconcierto, enorme desconsuelo, ese estupor o estupefacción en tus huesos. Lo malo es el cómo, la dramatización de esas sensaciones o hechos, la prosa que le ponen a esa poesía enfermiza es tosca, dispersa, errática, caótica; montaña rusa que sube y baja un poco a la buena de dios, a lo que salga.
Él es muy buen actor, pero sobran muchas cosas, o faltan, o que las expliquen de otra manera, mejor; el ángel de la guarda en forma de Manuela, preciosa, siempre especial, no viene mucho a cuento salvo como licencia poética o modo un poco burdo de arreglar esta historia, no está, además, bien construido ni desarrollado; a la hija la fuerzan demasiado, pobre niña y ya actriz al duele y el llora; el doctor Mengele es una exageración desmedida, un puro estrambote, habíamos pasado de un realismo adusto, clínico, a una película de terror americana de todo a cien en un segundo, en fin; Bardem, ese elemento, suele estar bien cuando está contenido, aquí correcto; y vaya, que no está mal del todo esta película, pero es eso, que no acaba de encontrar su tono, se pierde y se les va de las manos varias veces, es en general muy poco creíble todo lo que allí acontece, un tanto disparatado, a veces muy melodramática y otras más envarada, en definitiva, fallida, delicada, triste y con un final emocionante, catártico, bonito, previsible, familiar, menos mal, consolador, eso creo y espero, tras tanta ignominiosa desdicha.
Él es muy buen actor, pero sobran muchas cosas, o faltan, o que las expliquen de otra manera, mejor; el ángel de la guarda en forma de Manuela, preciosa, siempre especial, no viene mucho a cuento salvo como licencia poética o modo un poco burdo de arreglar esta historia, no está, además, bien construido ni desarrollado; a la hija la fuerzan demasiado, pobre niña y ya actriz al duele y el llora; el doctor Mengele es una exageración desmedida, un puro estrambote, habíamos pasado de un realismo adusto, clínico, a una película de terror americana de todo a cien en un segundo, en fin; Bardem, ese elemento, suele estar bien cuando está contenido, aquí correcto; y vaya, que no está mal del todo esta película, pero es eso, que no acaba de encontrar su tono, se pierde y se les va de las manos varias veces, es en general muy poco creíble todo lo que allí acontece, un tanto disparatado, a veces muy melodramática y otras más envarada, en definitiva, fallida, delicada, triste y con un final emocionante, catártico, bonito, previsible, familiar, menos mal, consolador, eso creo y espero, tras tanta ignominiosa desdicha.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Los atentados de Atocha, esa desgracia sin nombre, eternamente irresuelta, ese espanto que se llevó tan arbitraria e injustamente a tanta pobre gente corriente, sacrificados no se sabe el porqué, sin ningún sentido, horriblemente todo absurdo.
No me encuentro bien, jefe, pues tienes una enfermedad que lleva este nombre, te corresponde, por tanto, este medicamento y este y este y también este, y esta terapia tan buena, a ver si te arreglan y vuelves al trabajo. El ser humano transformado en un mero objeto al que se le echa aceite y se le cambian los tornillos, desasido, devastado, inutilizado, convertido en un bulto medicado, llevado de aquí para allá, finalmente arrinconado y/o recluido.
Quizás lo bueno o mejor y lo malo o peor de esta historia sea lo mismo, su indefinición, que apenas tiene criterio, que improvisa y va dando tumbos como un animal herido, se confunde y se contradice constantemente aunque al final trate por todos los medios de encajar en una convencional fórmula narrativa que resulte más o menos agradable, limada, sin peligro ni escamas, por todo ello, ni fa ni fu, nos quedamos otra vez con las ganas.
No me encuentro bien, jefe, pues tienes una enfermedad que lleva este nombre, te corresponde, por tanto, este medicamento y este y este y también este, y esta terapia tan buena, a ver si te arreglan y vuelves al trabajo. El ser humano transformado en un mero objeto al que se le echa aceite y se le cambian los tornillos, desasido, devastado, inutilizado, convertido en un bulto medicado, llevado de aquí para allá, finalmente arrinconado y/o recluido.
Quizás lo bueno o mejor y lo malo o peor de esta historia sea lo mismo, su indefinición, que apenas tiene criterio, que improvisa y va dando tumbos como un animal herido, se confunde y se contradice constantemente aunque al final trate por todos los medios de encajar en una convencional fórmula narrativa que resulte más o menos agradable, limada, sin peligro ni escamas, por todo ello, ni fa ni fu, nos quedamos otra vez con las ganas.