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Rusia Rusia · Stalingrado
Voto de Ferdydurke:
7
Terror. Thriller Steve (Michael Fassbender) organiza una escapada romántica de fin de semana con su novia Jenny (Kelly Reilly), a la que planea pedir matrimonio. Sin embargo, en el tranquilo Lago Edén se encuentran con un grupo de adolescentes problemáticos que convierten lo que pudo ser un fin de semana paradisíaco en su peor pesadilla. (FILMAFFINITY)
27 de enero de 2015
8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
En este tipo de películas (carnicerías descerebradas en las que malos malosos buscan buenos hermosos para el degüello y la rutinaria ristra de atrocidades) hay dos elementos importantes que se resumen en un solo lema: no muestres las cartas rápidamente, ten paciencia, calma y buenos alimentos. Se trata de que los psicópatas de pocas luces tarden lo máximo posible en demostrar que lo suyo es la destrucción masiva y el descuartizamiento variado, y, lo mismo pero en el otro bando, de que las víctimas propiciatorias, los tontos útiles, la carne de cañón, se hagan los remolones, se dejen caer un buen rato, lo máximo posible, antes de entregarse con fruición al arte del masoquismo, el baño de sangre, los tropezones y berridos sin cuento. Y, relacionado, que pase un tiempo prudente hasta que el juez de turno dé el pistoletazo de salida y empiecen de una vez por todas los juegos olímpicos, sí, esa yincana, esa mezcla abigarrada de maratón, campo a través, mountain bike, 10.000 metros obstáculos, donación generosa de sangre, supervivencia, escalada... La película será buena o mala en función del mucho o poco tiempo que se aguanten los nervios, se embride el caballo salvaje y se refrenen las ansias del muere. La clave, el rubicón, suele ser a la mitad de la historia, si logran llegar a ese fatídico punto sin demasiada barbarie, seguramente merecerá la pena, si no, será más difícil. Aquí ahí le anda. Soporta bastante bien la primera media hora (con ese aire a la original "Funny Games", pero sin la famosa interpelación al espectador), deja apuntes ominosos, amenaza con sutileza, pero no pega. Luego, flojea y desvaría (aquí recuerda a "¿Quién puede matar a un niño?), se engolfa en la crueldad y la masacre. Pero nunca se pierde y sigue con donosura. Acaba bien, bastante bien, mucho mejor de lo esperado.
Es de género, lo que es igual a decir que no es nada; la idea es matar porque sí, sin criterio, sentido ni misterio, porque toca y gusta. El resto son excusas (lo mejor en estos casos es prescindir de chuscas motivaciones; aquí no las hay y eso es bueno, son malos por pueblerinos e hijos del lumpen y la burricie, no hay más, buscar son ganas de perder el tiempo). Y resiste bastante bien el asunto espinoso de la credibilidad, lo suficiente, más allá de las consabidas licencias morboso-tensas, inevitables cuando se trata de dar sustos y roer la santa tranquilidad del buen espectador.
Otra cosa: es sabido que se mata mejor al aire libre, dónde va a parar, entre árboles, lagos o bosques; el silencio y la paz alimentan el espíritu, templan y adiestran las fogosas almas de los patanes sanguinarios.
Y: llega a ser desagradable y no provoca la risa. Lo cual es un triunfo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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