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Voto de Ferdydurke:
5
5,5
2.285
Drama. Fantástico
En principio el 12 de febrero es sólo otro día en la acomodada vida de la joven Sam, pero resulta que va a ser el último. Intentando revivir su último día durante un tiempo, Sam intentará desentrañar el misterio alrededor de su muerte... y descubrir todo lo que está en peligro de perder. (FILMAFFINITY)
11 de mayo de 2020
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
(El mal imbatible contra el que lucha el ser humano, contra el que se afana y choca, por el que es aplastado como una cucaracha, es el paso del tiempo, es decir, la muerte, el infierno. Por lo tanto, el paraíso es su contrario, lo que vemos en este caso, que el tiempo se detenga, que no avance, que sea siempre el mismo día, eso sería la gloria definitiva, por fin, la derrota de la muerte, la muy cabrona que se joda, que nada podría hacer contra nosotros, que estaríamos por fin a salvo de las garras inmundas de la puerca parca. Seríamos inmortales, felices, eternos, 24 horas de libertad infinita y poder absoluto, para siempre jamás, sería la felicidad innombrable, imposible, el cielo abierto, el sueño logrado, todo cobraría sentido y cada uno sería el Dios plenipotenciario de su propia vida en un continuo y gozoso juego de ensayo y error, camino de la perfección, de la máxima significación de nuestros actos siempre mejorados, no sigo que me emociono y yo no soy, yo no lloro)
(El problema es que aquí, y normalmente se suele ver así, se considera lo contrario, que es horrible repetir siempre lo mismo y que es mucho mejor, en cambio, dónde va a parar, correr como locos al abismo, ciegamente como borregos al matadero, venga, que pasen los minutos irrefrenables, que corra el tiempo, todos en fila india de fiesta al moridero, como ridículas ratas, niños en Babia, siguiendo al miserable flautista, te iba yo a meter la flauta por donde te quepa, Hamelín, berreta, cantando directos al infierno)
(Pero yo odio con toda mi alma ese horroroso pudridero, esa abominable carnicería, sin salida, yo odio la vida que acaba en la muerte, yo quiero que no acabe nunca, yo quiero ser como esta chica peleando siempre el mismo día, como un jabato luchando con la vida, yo quiero ser Sísifo levantando siempre la misma pesada piedra por la misma montaña eterna, arriba y abajo cantando, celebrando feliz mi suerte, yo quiero que nadie se muera, soy así, un tipejo que no tengo mucho remedio, ya es muy tarde, me temo)
A partir de aquí puede haber spoiler:
La película utiliza una fórmula conocida, muy utilizada, como tantas otras, casi siempre eficaz y resultona, "Atrapado en el tiempo", obra cumbre que puso la rúbrica al asunto, lo explicó mejor que nadie.
La unión de dos asuntos, el día que se repite, da igual lo que hagas o suceda, y la evolución moral de un personaje que comienza siendo un cretino integral, un lerdo a tiempo completo, y acaba seguramente, ya veremos, redimido, bueno, con la habitación llena de sol hermoso, pleno, generoso, regalo de un Dios benévolo, y no este desgraciado que nos ha tocado en (mala) suerte, tan cabroncete, chapucero, vagorro y traicionero, tan permisivo con el mal del mundo, que siempre se hace a un lado y deja a sus anchas al diablo, que mata moscas con el rabo mientas tanto y es en verdad el dueño del garito, el jefe de todo esto, el rey del juego, el amo del universo entero.
Esta película es convencional, sigue la senda, viento en popa a toda vela, la cosa marcha y la historia, más o menos, funciona.
Quizás le pongo tres pegas, que son una y la misma cosa; lo que tarda, Dios mío de mi vida, la pobre protagonista en darse de algo cuenta. Vamos a ver, que te vas a matar si subes a ese coche, eso parece, pues venga al muere, uno y otro día al choque, como los autos locos con el mueve mueve; segunda cosa, escúchame un poco, zagala, atiende, niña-mujer de buen hacer, que el chico bueno es el otro, el pánfilo, el tonto, qué quieres que haga más para demostrártelo, arrancarse, quizás, un riñón de cuajo para donártelo, fíjate un poco, mírale cómo te mira, con qué arrobo te contempla, sé con él más buena, desagradecida, puñetera, dale un premio, no te vayas así, no lo dejes a dos velas, inmaculado, puro, quedándose para vestir santas o santos, que el pobre inocente merece más, que con las prisas de un millón de años que has tenido le vas a dejar a medias, sin ofrendarle tu flor y regalarle tu sagrado virgo, irresponsable chicuela; y, último punto, que la loca chica del pelo raro quizás, eso parece, como que allí apunta la cosa un poco, no sé, tú verás, digo que requiere urgentemente de ayuda, de por ejemplo la tuya. Pues nada, que no hay manera, que pasa trillones de días mirando las musarañas, alelada, embobada y la otra dale que te pego y Perico al torno con el suicidio, cientos de miles de suicidios, que ya anda cansada de tanto matarse, aburrida de quitarse todos los días la vida, mientras la otra se pasa los ratos matando el tiempo, de tedio preñada, pensando en el ser y la nada.
(El problema es que aquí, y normalmente se suele ver así, se considera lo contrario, que es horrible repetir siempre lo mismo y que es mucho mejor, en cambio, dónde va a parar, correr como locos al abismo, ciegamente como borregos al matadero, venga, que pasen los minutos irrefrenables, que corra el tiempo, todos en fila india de fiesta al moridero, como ridículas ratas, niños en Babia, siguiendo al miserable flautista, te iba yo a meter la flauta por donde te quepa, Hamelín, berreta, cantando directos al infierno)
(Pero yo odio con toda mi alma ese horroroso pudridero, esa abominable carnicería, sin salida, yo odio la vida que acaba en la muerte, yo quiero que no acabe nunca, yo quiero ser como esta chica peleando siempre el mismo día, como un jabato luchando con la vida, yo quiero ser Sísifo levantando siempre la misma pesada piedra por la misma montaña eterna, arriba y abajo cantando, celebrando feliz mi suerte, yo quiero que nadie se muera, soy así, un tipejo que no tengo mucho remedio, ya es muy tarde, me temo)
A partir de aquí puede haber spoiler:
La película utiliza una fórmula conocida, muy utilizada, como tantas otras, casi siempre eficaz y resultona, "Atrapado en el tiempo", obra cumbre que puso la rúbrica al asunto, lo explicó mejor que nadie.
La unión de dos asuntos, el día que se repite, da igual lo que hagas o suceda, y la evolución moral de un personaje que comienza siendo un cretino integral, un lerdo a tiempo completo, y acaba seguramente, ya veremos, redimido, bueno, con la habitación llena de sol hermoso, pleno, generoso, regalo de un Dios benévolo, y no este desgraciado que nos ha tocado en (mala) suerte, tan cabroncete, chapucero, vagorro y traicionero, tan permisivo con el mal del mundo, que siempre se hace a un lado y deja a sus anchas al diablo, que mata moscas con el rabo mientas tanto y es en verdad el dueño del garito, el jefe de todo esto, el rey del juego, el amo del universo entero.
Esta película es convencional, sigue la senda, viento en popa a toda vela, la cosa marcha y la historia, más o menos, funciona.
Quizás le pongo tres pegas, que son una y la misma cosa; lo que tarda, Dios mío de mi vida, la pobre protagonista en darse de algo cuenta. Vamos a ver, que te vas a matar si subes a ese coche, eso parece, pues venga al muere, uno y otro día al choque, como los autos locos con el mueve mueve; segunda cosa, escúchame un poco, zagala, atiende, niña-mujer de buen hacer, que el chico bueno es el otro, el pánfilo, el tonto, qué quieres que haga más para demostrártelo, arrancarse, quizás, un riñón de cuajo para donártelo, fíjate un poco, mírale cómo te mira, con qué arrobo te contempla, sé con él más buena, desagradecida, puñetera, dale un premio, no te vayas así, no lo dejes a dos velas, inmaculado, puro, quedándose para vestir santas o santos, que el pobre inocente merece más, que con las prisas de un millón de años que has tenido le vas a dejar a medias, sin ofrendarle tu flor y regalarle tu sagrado virgo, irresponsable chicuela; y, último punto, que la loca chica del pelo raro quizás, eso parece, como que allí apunta la cosa un poco, no sé, tú verás, digo que requiere urgentemente de ayuda, de por ejemplo la tuya. Pues nada, que no hay manera, que pasa trillones de días mirando las musarañas, alelada, embobada y la otra dale que te pego y Perico al torno con el suicidio, cientos de miles de suicidios, que ya anda cansada de tanto matarse, aburrida de quitarse todos los días la vida, mientras la otra se pasa los ratos matando el tiempo, de tedio preñada, pensando en el ser y la nada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Tópicos revenidos:
- El instituto como reflejo feroz de la lucha de clases que les espera y en la que estos adolescentes se comportan como depredadores torpes sedientos de sangre y sexo, como hienas bailando borrachos el baile de la muerte y la primavera.
- Los populares son imbéciles gañanes y/o malvadas brujas. Los marginados son todos muy buena gente. El chico más famoso es el más lerdo y al que menos caso hacen el más bueno.
- Perder la virginidad es un asunto de interés nacional, como el fútbol o la política internacional, rito de paso ineludible en todo instituto americano que se precie, que para eso están mayormente, para asegurarse que ninguna adolescente arrastre la vergüenza de la cristiana pureza ni ningún hombre sufra el problema de honor que supone la cruel abstinencia.
Contexto: primer mundo. Las casas son como aeropuertos y las niñatas, zangolotinas en la edad del pavo por mucho que hayan zorreado, pueden tener libre acceso a cochazos que al cole las lleven al vuelo.
Remate: es evidente que la única forma de escapar del paraíso de la inmortalidad es en/con la muerte, en ese sentido el final cachondo y sorprendente, pues sí, es coherente. Pero mucho me temo que los tiros no van por ahí, sino más bien por un absurdo y ridículo mensaje moralista de que es estupendo sacrificarse por los demás aunque para ello sea necesaria la muerte, que con ella, la tuya, les haces un favor de infinita generosidad (y yo eso no lo veo, más bien lo contrario, los va a dejar hechos polvo, a todos, llenos de tristeza y desconcierto, desolados, desnudos ante una inmensa pena, muertos de horrible sinsentido y abrumadora tristeza, sin poder levantar ya jamás cabeza). Final macabro, gore, jocosamente disparatado que da en la diana de manera equivocada.
Muy bien.
Notas:
- La historia de la meona y el personaje de la loca, es todo ello un muy lamentable estrambote.
- Dicen que pone en letras grandes "sé tu mismo", ¿pero no pone más bien, eso de Nieztsche, que viene de los griegos, de Píndaro concretamente, tan famoso, lo de "llega a ser quien eres"? Que se parece pero que no es lo mismo, ya que implica un proceso, un descubrimiento, un aprendizaje, una voluntad de poder, no algo estático y ya dado.
- Es cierto que lo que le pasa a esta chica, de otra manera, nos pasa a todos, que no nos vemos como somos, que para los demás apenas somos sombras chinescas, que solo nos quedamos con lo que pone en la ficha, cartel o etiqueta que solemos llevar impresas en la piel como las reses, algunos en la frente para más señas, que nadie se fija en nadie, que todo lo fiamos a la apariencia, a la suerte, de ahí los malentendidos, las desilusiones y las falsas esperanzas, de ahí que todo parezca un juego de ciego azar, caprichoso y necio, y de ahí que solo quepan la resignación y la humildad para aceptar lo que venga.
- El instituto como reflejo feroz de la lucha de clases que les espera y en la que estos adolescentes se comportan como depredadores torpes sedientos de sangre y sexo, como hienas bailando borrachos el baile de la muerte y la primavera.
- Los populares son imbéciles gañanes y/o malvadas brujas. Los marginados son todos muy buena gente. El chico más famoso es el más lerdo y al que menos caso hacen el más bueno.
- Perder la virginidad es un asunto de interés nacional, como el fútbol o la política internacional, rito de paso ineludible en todo instituto americano que se precie, que para eso están mayormente, para asegurarse que ninguna adolescente arrastre la vergüenza de la cristiana pureza ni ningún hombre sufra el problema de honor que supone la cruel abstinencia.
Contexto: primer mundo. Las casas son como aeropuertos y las niñatas, zangolotinas en la edad del pavo por mucho que hayan zorreado, pueden tener libre acceso a cochazos que al cole las lleven al vuelo.
Remate: es evidente que la única forma de escapar del paraíso de la inmortalidad es en/con la muerte, en ese sentido el final cachondo y sorprendente, pues sí, es coherente. Pero mucho me temo que los tiros no van por ahí, sino más bien por un absurdo y ridículo mensaje moralista de que es estupendo sacrificarse por los demás aunque para ello sea necesaria la muerte, que con ella, la tuya, les haces un favor de infinita generosidad (y yo eso no lo veo, más bien lo contrario, los va a dejar hechos polvo, a todos, llenos de tristeza y desconcierto, desolados, desnudos ante una inmensa pena, muertos de horrible sinsentido y abrumadora tristeza, sin poder levantar ya jamás cabeza). Final macabro, gore, jocosamente disparatado que da en la diana de manera equivocada.
Muy bien.
Notas:
- La historia de la meona y el personaje de la loca, es todo ello un muy lamentable estrambote.
- Dicen que pone en letras grandes "sé tu mismo", ¿pero no pone más bien, eso de Nieztsche, que viene de los griegos, de Píndaro concretamente, tan famoso, lo de "llega a ser quien eres"? Que se parece pero que no es lo mismo, ya que implica un proceso, un descubrimiento, un aprendizaje, una voluntad de poder, no algo estático y ya dado.
- Es cierto que lo que le pasa a esta chica, de otra manera, nos pasa a todos, que no nos vemos como somos, que para los demás apenas somos sombras chinescas, que solo nos quedamos con lo que pone en la ficha, cartel o etiqueta que solemos llevar impresas en la piel como las reses, algunos en la frente para más señas, que nadie se fija en nadie, que todo lo fiamos a la apariencia, a la suerte, de ahí los malentendidos, las desilusiones y las falsas esperanzas, de ahí que todo parezca un juego de ciego azar, caprichoso y necio, y de ahí que solo quepan la resignación y la humildad para aceptar lo que venga.