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Rusia Rusia · Stalingrado
Voto de Ferdydurke:
5
Thriller. Drama Francisco Paesa (Eduard Fernández), ex agente secreto del gobierno español, responsable de la operación contra ETA más importante de la historia, se ve envuelto en un caso de extorsión en plena crisis de los GAL y tiene que huir del país. Cuando regresa años después está arruinado. En tales circunstancias, recibe la visita de Luis Roldán (Carlos Santos), ex Director General de la Guardia Civil, y de su mujer Nieves Fernández Puerto ... [+]
13 de octubre de 2016
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé si por su envaramiento solemne digno de mejor causa, a nuestros héroes patrios hay que tratarlos a golpe de esperpento y chanza, a brochazos gruesos, con paladas de fea vulgaridad, no merecen, ni conocen, unción y silencio, vale charanga de burdel, ruido de vomitonas y mal vino, caspa y esas cosas; si quizás fueron las sombras chinas, ese juego de espejos fríos, en la distancia, parodia clínica, reflejo triste del teatro político, trastienda oculta y oscura; tal vez el exceso de metraje, juego del escondite alargado innecesariamente, vueltas y revueltas para nada, minuciosidad en la bobada; puede ser que el Roldán, ese algarrobo tan ridículo y patético como centro de todo, qué interés puede tener un elemento tan penoso si no es como símbolo del estado de cosas tan abyecto que nos contempla y rodea con grave y jocosa ignominia, o de pasada; o que me quedara con más ganas del antes, de cómo se las ingenió como jefe de todo esto tan grosero, de la guardia civil nada menos, que del después que se ve en la película; no sé... Pero el caso es que me pareció pesada, anodina, cargante, estirada y fofa durante buena parte de su recorrido. Ya digo, el tono engolado y altivo, casi como de reportaje de supuesta calidad o documental de ficción, es elegante y adulto, pero a la vez un tanto fuera de lugar si tenemos en cuenta la calaña o calado infame de nuestra realidad patria y la fauna tan cochambrosa que la puebla. Al final, probablemente mejore y encuentre su mayor sentido. En cualquier caso, me parecería mucho más interesante lo que no se contó, lo que solo se nombró por encima o se intuyó, todo ese trampantojo formado por figurones tipo Belloch, Asunción, Vera y demás ralea de tanto susto y echar rápidamente la mano a la cartera.
De todas maneras, a pesar de lo ya comentado, el ejercicio tiene su valor, no lo despreciemos, se le reconoce el mérito a esta película que podría ser, puestos a jugar a los papás y las mamás, un remedo de "Munich", "Zodiac" y "El topo". La primera por su internacionalidad de espías, fronteras y búsqueda; la segunda por el puntillismo investigador, su tiempo detenido, el absurdo sordo que asoma al final del túnel, y la tercera por una visión oscura y sórdida de ese mundo cenagoso, tan poco soleado, muy tétrico.
Se le reconoció, a Alberto Rodríguez, en su anterior trabajo el esfuerzo por rebuscar en nuestro pasado más cercano, aunque fuera solo como fondo de una historia de cine negro. Ahora lo afrontó de frente (relativamente, no del todo. Tengo la sensación de que fueron casi exclusivamente a por los más débiles e insignificantes y casi nada dijeron de las piezas de caza mayor, me refiero, claro, al gobierno socialista en bloque de aquel momento. Se apunta algo, se deja ver, se señala a alguno. Pero en mi opinión, muy poca cosa. Uno querría más sangre, más riesgo, más retrato certero de esas altas tan bajas esferas políticas que reinaron con tanta desvergüenza e impunidad sangrante en aquellos cercanos y ominosos tiempos, que se aireara la casa y se levantaran las alfombras). Y es bueno que así fuera, que diera luz a esta historia tan chusca y aberrante o recurrente, que tanto nos retrata/señala malamente como país, a esas alcantarillas del poder tan cutres y millonarias, a esas charcas tan ineptas y mentirosas.
Eduard está muy bien; Paesa es, cómo no, la metáfora del cuento, ese hombre invisible, jefe entre la niebla, bufón, máscara, medio, instrumento, tráfico, conseguidor, equilibrista y artista de la pista de esa realidad paralela que todos los días da sustento y vida a la ficción tan trucada que nos muestran en la televisión, la otra cara del teatrillo, su verdadera fuerza y sentido. Él es la némesis de Roldán, y a la vez su repetición, más listo y capaz pero igual de solo y a punto de desaparecer ya, confundido en su propio juego de apariencias y escapismo, de espejismos y humo.
Ferdydurke
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