Qué bien contada que está, mírala, que rica en matices y vicisitudes, qué vigor y hermosura, qué cuajo, qué belleza, línea clara curva, qué bien están expuestas y representadas las ideas y los personajes y las decisiones o intenciones, las pegas, dudas y tormentos, de qué forma tan lógica y densa ligera, y qué romanticismo tan furioso y desatado la recorre a la vez tan contenido, sutil y sobrio, una película gloriosa, prácticamente perfecta, con solo dos importantes o grandes problemas o fallos, errores horrores, uno en el medio* y otro al final**.
Además El puente sobre el río Kwai, el absurdo como horizonte***, y El hombre rebelde de Camus, sin quitas una vida, debes estar dispuesto a dejar/pagar/ofrecer la tuya****.
Un pequeño prodigio y ellos dos son tan atractivos y Rolland al cante, qué maravilla, como si estuviéramos en el Caribe, en Cuba, libre.
Es una de Dostoivski, Los poseídos o demonios, en miniatura.
Es un chufla jolivudense narrada con grandeza y sin mierdas ni componendas, a sangre y fuego, de veras.
spoiler:
* Lo del loco está un poco bastante pasado de rosca, es un trozo tosco, burdo, exagerado, mal hecho, como arañar una pizarra, como escarbar en la conciencia con militares botas.
** La coda revolucionaria a la carrera a última hora nos vamos de jarana es chusca chunga aunque con las últimas bellas frases casi que lo arreglan (no lo mataron, está en el pueblo, en cada aliento, claro, Espartaco, Cristo, el carajo).
Pero justo antes, la película se había convertido en una de Mur Oti, Condenados, cruzado con Tarantino, Kill Bill, una puta locura cuando ella coge la metralleta y si aquello hubiera acabado/explotado volando todo/s por los aires y con ellos dos al muere arrastrándose por el suelo y cogiéndose de la mano Duelo al sol mediante o saliendo a tiros como en Dos hombres y un destino, o con la dinamita en ristre y a tomar por culo las bicicletas, o tan Bonnie & Clyde, (yo) me corro (vivo) y (me) muero (porque no muero).
*** Un asombro, el que produce que en una película de Jólivud tengan los santos cojones de echar abajo toda la historia o argumento sentido trama casi ya al final a causa de la ocurrencia de dos viejas pellejas, nada había servido para nada, bravo, genial, todo había sido inútil, un rotundo fracaso, un jodido desastre, el mito de Sísifo, tira, hurra.
**** Lo contrario es de cobardes y miserables, los del tiro, me suena, en la nuca.
Es cine negro con política, y con una femme fatale que es la madre amante de todos y de uno solo y un protagonista condenado y sin salida, marcado (qué finura psicológica/moral cuando explica que no puede volver a los USA con una mano delante y otra detrás tras haberse fundido todo el dinero y con la gabardina impoluta, vamos, una reflexión que podría firmar un político de los nuestros, ¡los del gobierno?, seguro), a troche y moche, antes muerto que doblado o falso, de cuerpo entero.
Armendáriz era un actor muy bueno caricaturesco, guapo y malo, sabio.
También es muy interesante cuando debaten (el hecho de plantearlo ya sorprende, aunque lo resuelvan o corten, el nudo gordiano, de forma expeditiva) sobre si el fin, matar el mal (gerifaltes corruptos sanguinarios), justifica los medios, matar el bien (inocentes familiares imberbes).