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Voto de Ferdydurke:
6
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Comedia
Un crítico teatral que acaba de casarse decide visitar a sus ancianas tías antes de marcharse de luna de miel. Durante la visita descubrirá que las encantadoras viejecitas tienen una manera muy peculiar de practicar la caridad. (FILMAFFINITY)
2 de noviembre de 2021
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pobrecillos. A tumba abierta. A galope tendido. Decreto secreto. The Gentlemen. Felices como asesinas.
La bondad es el disfraz que adopta el horror para hacer más daño, para pillar desprevenida a su víctima, para tratar de disimular su mal infinito. Nunca te fíes de una buena persona, son indudablemente las peores, a las pruebas me remito, huye como de la peste de esa horrible gente, no mires atrás, estatua de sal. La caridad, la hospitalidad, la amabilidad, la generosidad, el amor por los niños, el orden y el buen ánimo, la educación y la eterna sonrisa en la cara son las diferentes máscaras del diablo, versiones del mismo miedo, variaciones de un tema abominable. El crimen y el espanto tienen su hábitat natural en la forma de tías solteronas, en esos cuerpos serranos que ni siquiera andan, levitan como brujas preñadas de ponzoña, a falta de otra cosa, qué escándalo, se esconden en arcones pintones, quién los pillara, y sótanos ominosos, hacen acopio de fuerzas en los barrios más tranquilos y de solera, la carcoma. La eutanasia es el nombre que se le da a la mayor barbaridad, pérfido eufemismo, a la presunción de creerse un dios, esa infame altanería. Y en el otro extremo igual, la cara es espejo del alma, que se mueran los feos, los monstruos de barraca de feria son asesinos sin escrúpulos, los frikis, los vagabundos, las parejas de hombres que andan solos por el mundo causando pánico, asolando a la parroquia, qué harán en la noche más oscura cuando cierran las puertas de sus habitaciones, qué miedo, ni te acerques a ellos, no te fíes de lo que dicen en la tele, escapa del romanticismo, no seas tú también un trastornado o malogrado.
El bien está siempre en el puto punto medio, el que mira desde fuera, el que observa los toros desde la barrera, en la crítica (santa y verdadera, propia de los más egregios seres que en el mundo han sido, si se ejecuta con garbo y cojones, claro, aparta de mí la meliflua y acojonada, la rendida y vencida, la que quiere quedar bien con todo el mundo y se limita a repetir el tralará que se vomita por todas partes, los voceros de la oficial propaganda, los gratuitos cagados de la nada) teatral o de lo que sea, piensa.
Y las rubias o mujeres casaderas tan monas están dispuestas a sacrificarlo absolutamente todo con tal de conseguir el anhelado matrimonio, te han pescado, nen, e irse a todo correr al Niágara con Marilyn Monroe a hacer el indio a modo, les da igual echarse un millón de muertos a sus espaldas o bajo tierra, eso no es ningún impedimento si les das un beso a su debido tiempo, very bad things o lo que sea.
Y el mejor de todos, Tedy Roosevelt, por supuesto, me sacas de una duda morrocotuda, en Panamá, en su casa o en el África negra matando leones y cebras y jirafas y zarigüeyas a diestro y siniestro, ama la diversidad animal, siempre el más sabio y bien predispuesto, fiel, trabajador, pacífico, decidido, seguro de sí mismo, un alfa macho.
Retrato feroz de la clase media norteamericana llena de cadáveres en el armario, de antes y de ahora, siempre, caústico y revulsivo, insoportablemente certero y preciso, de esa familia tipo que hoy diríamos, hemos mejorado mucho, que son algo tal vez disfuncionales, que carecen quizás de la necesaria y amada empatía con el prójimo, que tienen algún tipo de psicológica minusvalía, diríamos sociopatía, que los pobres sufren de problemas mentales y hay que compadecerles y ayudarles, darles las buenas noches y prepararles un café con leche, cantarles una nana, no ofenderles, acurrucarles, di no a la terapia de choque y a los rinocerontes.
Es mejor al principio y al final, con la llegada de Frankenstein/Einstein (Hansel y Gretel, Hardy y Laurel) la cosa baja un poco, se atasca y atora, pero bueno, pese a su mucha puerilidad macabra, tiene un pase, gana en su cercanía a los hermanos Marx (Grant está estupendo, pero con Groucho todo hubiera mejorado mucho, ni hablar de meter al resto de hermanos para celebrar esta sagrada fiesta antimateria).
Y ella, Priscilla, la reina del desierto, es muy preciosa, un bombón de miel y chocolate, una delicia fina.
Y el mundo está lleno de gente que escribe idioteces, o cuenta batallitas absurdas/aburridas, y que además pretenden que se las lean, o escuchen, no veas cómo está el patio, hermano, sé de lo que hablo, el espejo te he robado, yo soy muy bello.
La bondad es el disfraz que adopta el horror para hacer más daño, para pillar desprevenida a su víctima, para tratar de disimular su mal infinito. Nunca te fíes de una buena persona, son indudablemente las peores, a las pruebas me remito, huye como de la peste de esa horrible gente, no mires atrás, estatua de sal. La caridad, la hospitalidad, la amabilidad, la generosidad, el amor por los niños, el orden y el buen ánimo, la educación y la eterna sonrisa en la cara son las diferentes máscaras del diablo, versiones del mismo miedo, variaciones de un tema abominable. El crimen y el espanto tienen su hábitat natural en la forma de tías solteronas, en esos cuerpos serranos que ni siquiera andan, levitan como brujas preñadas de ponzoña, a falta de otra cosa, qué escándalo, se esconden en arcones pintones, quién los pillara, y sótanos ominosos, hacen acopio de fuerzas en los barrios más tranquilos y de solera, la carcoma. La eutanasia es el nombre que se le da a la mayor barbaridad, pérfido eufemismo, a la presunción de creerse un dios, esa infame altanería. Y en el otro extremo igual, la cara es espejo del alma, que se mueran los feos, los monstruos de barraca de feria son asesinos sin escrúpulos, los frikis, los vagabundos, las parejas de hombres que andan solos por el mundo causando pánico, asolando a la parroquia, qué harán en la noche más oscura cuando cierran las puertas de sus habitaciones, qué miedo, ni te acerques a ellos, no te fíes de lo que dicen en la tele, escapa del romanticismo, no seas tú también un trastornado o malogrado.
El bien está siempre en el puto punto medio, el que mira desde fuera, el que observa los toros desde la barrera, en la crítica (santa y verdadera, propia de los más egregios seres que en el mundo han sido, si se ejecuta con garbo y cojones, claro, aparta de mí la meliflua y acojonada, la rendida y vencida, la que quiere quedar bien con todo el mundo y se limita a repetir el tralará que se vomita por todas partes, los voceros de la oficial propaganda, los gratuitos cagados de la nada) teatral o de lo que sea, piensa.
Y las rubias o mujeres casaderas tan monas están dispuestas a sacrificarlo absolutamente todo con tal de conseguir el anhelado matrimonio, te han pescado, nen, e irse a todo correr al Niágara con Marilyn Monroe a hacer el indio a modo, les da igual echarse un millón de muertos a sus espaldas o bajo tierra, eso no es ningún impedimento si les das un beso a su debido tiempo, very bad things o lo que sea.
Y el mejor de todos, Tedy Roosevelt, por supuesto, me sacas de una duda morrocotuda, en Panamá, en su casa o en el África negra matando leones y cebras y jirafas y zarigüeyas a diestro y siniestro, ama la diversidad animal, siempre el más sabio y bien predispuesto, fiel, trabajador, pacífico, decidido, seguro de sí mismo, un alfa macho.
Retrato feroz de la clase media norteamericana llena de cadáveres en el armario, de antes y de ahora, siempre, caústico y revulsivo, insoportablemente certero y preciso, de esa familia tipo que hoy diríamos, hemos mejorado mucho, que son algo tal vez disfuncionales, que carecen quizás de la necesaria y amada empatía con el prójimo, que tienen algún tipo de psicológica minusvalía, diríamos sociopatía, que los pobres sufren de problemas mentales y hay que compadecerles y ayudarles, darles las buenas noches y prepararles un café con leche, cantarles una nana, no ofenderles, acurrucarles, di no a la terapia de choque y a los rinocerontes.
Es mejor al principio y al final, con la llegada de Frankenstein/Einstein (Hansel y Gretel, Hardy y Laurel) la cosa baja un poco, se atasca y atora, pero bueno, pese a su mucha puerilidad macabra, tiene un pase, gana en su cercanía a los hermanos Marx (Grant está estupendo, pero con Groucho todo hubiera mejorado mucho, ni hablar de meter al resto de hermanos para celebrar esta sagrada fiesta antimateria).
Y ella, Priscilla, la reina del desierto, es muy preciosa, un bombón de miel y chocolate, una delicia fina.
Y el mundo está lleno de gente que escribe idioteces, o cuenta batallitas absurdas/aburridas, y que además pretenden que se las lean, o escuchen, no veas cómo está el patio, hermano, sé de lo que hablo, el espejo te he robado, yo soy muy bello.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
No te metas a policía (todos son bobos para más señas o inri), son todo problemas y dilaciones, mucha hecatombe, ni caigas jamás en las garras de un médico.
La soltería, tanto masculina como femenina, esas dos parejas terroríficas del mismo sexo que comparten vida y atrocidades, simétricas, hasta repiten el mismo número de muertos, es el infierno, viva el matrimonio hetero.
"No, eso sí que no, qué van a pensar de nosotras los vecinos si ven entrar a alguien con una cara y al día siguiente le ven salir con otra". "Ese muerto es un impostor, no merece himnos".
La soltería, tanto masculina como femenina, esas dos parejas terroríficas del mismo sexo que comparten vida y atrocidades, simétricas, hasta repiten el mismo número de muertos, es el infierno, viva el matrimonio hetero.
"No, eso sí que no, qué van a pensar de nosotras los vecinos si ven entrar a alguien con una cara y al día siguiente le ven salir con otra". "Ese muerto es un impostor, no merece himnos".