Es lo mismo de siempre pero peor por esa fotografía sin peso ni textura, aguachinada, transparente, apelmazada, aplanada, espachurrada, puro humo o viciado aire, polvo de arena que no de estrella, difuminada, deprimente, cuarteada, aburrida, sin alma, fea, borrosa, oscura acuosa, una estafa, muerta.
Rose y Rachel, la primera incestuosamente fascinante y la segunda tópicamente (muy) guapa, a cual más atractiva o hermosa, él está aniñado (de hecho, la parte en la que realmente sale un niño es la mejor con diferencia, tiene más vida), no da el pego como malote quebrantahuesos, no sé, parece más un peluquero de/para culturistas por ejemplo, y los demás son puro relleno, el otro, el uno, el negro, el de la moto y hasta Maroto, solo tal vez el padre que también cumple, los dos, vale.
Se ve sin grandes problemas, aunque tiene algo como de videoclip o videojuego grimoso, ni terribles padecimientos, pero es mala por lo dicho, suma y sigo, por chuchurría y pesada, aparatosamente hueca tanto por dentro como por fuera, rápida para nada, acelerada sin motivo, más pausa y conocimiento, hombre, más sustancia, pedimos, de cara a la galería, ya sin esperanza ninguna.