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Voto de Ferdydurke:
2
6,0
1.202
Western. Drama
Narra la historia de Catherine Weldon (Jessica Chastain), una mujer que se mudó de Brooklyn a una reserva india en Dakota para ayudar al jefe Sioux, Sitting Bull, a intentar mantener las tierras para su pueblo. Weldon escribió cartas al gobierno federal en nombre de Sitting Bull y vivió en la tierra durante varios años con su hijo. (FILMAFFINITY)
17 de marzo de 2024
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tribu presbiteriana.
Una pintora de mediana edad y un agricultor de tubérculos.
Película fullera y completamente ridícula que convierte la sórdida y cutre realidad tan llena espantosamente de atroces crímenes (más si cabe en este malhadado horroroso caso) en un Leyendas de pasión propio de la señorita Pepis y a Toro Sentado nada menos en un gavilán apasionado de melena al viento y cuerpo tan esbelto, un fucker capitidisminuido a falta de una hembra como dios manda que le levante... el alma, solo hay que ver a ese santo respecto cómo la mira agradecido tras plantarse por primera vez en mucho tiempo ante los gringos, gracias, mía hembra, sin ti no soy nada, tú me has dado el valor que me faltaba, sea, la fantasía femenina erótica más básica, primaria o primitiva y eternamente repetida, El piano y Cincuenta sombras de Grey, El amante de Lady Chatterley, es decir, de cómo vivir una aventura exótica y peligrosa con un malote machote que en el poco fondo es un buenazo como pocos al que no le cabe el corazón en el pecho y al que tú domas y/o controlas y sacas su mejor parte, toda la simiente duramente acumulada por largos y tortuosos años de tanta pena, rabia y abstinencia preñados, pero aquí como a medias, puritana/profilácticamente, calienta pollas, interruptus coitus, una pena, ni un puto mal polvo nos echan o regalan, castos, los cabrones, Lost in Translation, follan telepáticamente, como la Bullock y el Stallone en Demolition Man, Deseando amar, llora despiadada desconsoladamente (como hace una empoderada mujer) lo que no supiste arramplar rapiñar (como/con un hombre).
La traducción de la realidad más desgarrada y salvaje y fea al lenguaje baboso sentimentaloide salva patrias de un culebrón rosa yanqui estupefaciente que hasta para denunciarse a sí mismos, mea maxima vulva, utilizan o recurren al espectáculo más frívolo y a la banalización más folletinesca.
De risa. Y de pena. Tanta.
Pija chocha, será por pasta, me sobra, no otra cosa, Juliette Binoche en Nadie quiere la noche, burguesa aburrida insatisfecha jeta calenturienta a falta de breva, que se mete en camisa de once varas y que a su (tonta) manera hace o provoca que aquello se convierta en el puto apocalipsis ahora, de La casa de la pradera a Holocausto caníbal, mujer tenía que ser, empoderada, liberada, ahí es nada, ahí está la puerta de Alcalá, mírala, mírala.
Una pintora de mediana edad y un agricultor de tubérculos.
Película fullera y completamente ridícula que convierte la sórdida y cutre realidad tan llena espantosamente de atroces crímenes (más si cabe en este malhadado horroroso caso) en un Leyendas de pasión propio de la señorita Pepis y a Toro Sentado nada menos en un gavilán apasionado de melena al viento y cuerpo tan esbelto, un fucker capitidisminuido a falta de una hembra como dios manda que le levante... el alma, solo hay que ver a ese santo respecto cómo la mira agradecido tras plantarse por primera vez en mucho tiempo ante los gringos, gracias, mía hembra, sin ti no soy nada, tú me has dado el valor que me faltaba, sea, la fantasía femenina erótica más básica, primaria o primitiva y eternamente repetida, El piano y Cincuenta sombras de Grey, El amante de Lady Chatterley, es decir, de cómo vivir una aventura exótica y peligrosa con un malote machote que en el poco fondo es un buenazo como pocos al que no le cabe el corazón en el pecho y al que tú domas y/o controlas y sacas su mejor parte, toda la simiente duramente acumulada por largos y tortuosos años de tanta pena, rabia y abstinencia preñados, pero aquí como a medias, puritana/profilácticamente, calienta pollas, interruptus coitus, una pena, ni un puto mal polvo nos echan o regalan, castos, los cabrones, Lost in Translation, follan telepáticamente, como la Bullock y el Stallone en Demolition Man, Deseando amar, llora despiadada desconsoladamente (como hace una empoderada mujer) lo que no supiste arramplar rapiñar (como/con un hombre).
La traducción de la realidad más desgarrada y salvaje y fea al lenguaje baboso sentimentaloide salva patrias de un culebrón rosa yanqui estupefaciente que hasta para denunciarse a sí mismos, mea maxima vulva, utilizan o recurren al espectáculo más frívolo y a la banalización más folletinesca.
De risa. Y de pena. Tanta.
Pija chocha, será por pasta, me sobra, no otra cosa, Juliette Binoche en Nadie quiere la noche, burguesa aburrida insatisfecha jeta calenturienta a falta de breva, que se mete en camisa de once varas y que a su (tonta) manera hace o provoca que aquello se convierta en el puto apocalipsis ahora, de La casa de la pradera a Holocausto caníbal, mujer tenía que ser, empoderada, liberada, ahí es nada, ahí está la puerta de Alcalá, mírala, mírala.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El colmo es el final, gracias a ella, él (el hombre de hojalata/el león cobarde) recupera las agallas/el corazón El mago de Oz, y se rebela contra el opresor, mientras ella corriendo, dale que te pego, a última hora llega para ver cómo (le) matan a su sagrado amado, tragedia, cuánta tristeza.
Ella está durmiendo, oye algo, abre el ojo y ve a un indio con un cuchillo enorme que se dirige hacia su cama, sorpresa, sorpresa, suponemos, no demasiado agradable, no precisamente con las mejores intenciones, bueno, pues lo que se ocurre decirle a Toro Sentado, una vez que este le haya salvado de la quema con su aparición/intervención in extremis, es que su posible asesino y/o violador, apuntaba claras maneras a ese terrible respecto, era majestuoso, no hay nada más que añadir, salvo que le faltó comentar y/o reconocer que estuvo a punto, a un tris, de orgasmar, sin parar.
Qué peligro tienen las estrellas de Jólivud cunado triunfan, les das un poco de poder y libre albedrío y te sacan los ojos de la cara a dentelladas de estulticia y burda oportunista autopropaganda, Isabel Pisano y Arafat, Penélope Cruz y Escobar jajaja, qué miedo, pobres hombres.
Lo mejor de la película es el epílogo fotografiado que habla de la última mascare del ejército americano contra los indios, en esos segundos hay más verdad y vida (muerte) que en todo lo anterior tan manufacturado y bobo y licuado.
Ella está durmiendo, oye algo, abre el ojo y ve a un indio con un cuchillo enorme que se dirige hacia su cama, sorpresa, sorpresa, suponemos, no demasiado agradable, no precisamente con las mejores intenciones, bueno, pues lo que se ocurre decirle a Toro Sentado, una vez que este le haya salvado de la quema con su aparición/intervención in extremis, es que su posible asesino y/o violador, apuntaba claras maneras a ese terrible respecto, era majestuoso, no hay nada más que añadir, salvo que le faltó comentar y/o reconocer que estuvo a punto, a un tris, de orgasmar, sin parar.
Qué peligro tienen las estrellas de Jólivud cunado triunfan, les das un poco de poder y libre albedrío y te sacan los ojos de la cara a dentelladas de estulticia y burda oportunista autopropaganda, Isabel Pisano y Arafat, Penélope Cruz y Escobar jajaja, qué miedo, pobres hombres.
Lo mejor de la película es el epílogo fotografiado que habla de la última mascare del ejército americano contra los indios, en esos segundos hay más verdad y vida (muerte) que en todo lo anterior tan manufacturado y bobo y licuado.