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Rusia Rusia · Stalingrado
Voto de Ferdydurke:
2
Drama El hijo de un importante magnate farmacéutico es captado por una banda de delincuentes que se dedican al robo y al trafico de drogas. El joven se siente atraído por una de las chicas de esta peligrosa banda, cosa que aprovecharan para ganarse su confianza. El objetivo es acceder a los laboratorios de la empresa y hacerse con un deposito de heroína y cocaína... (FILMAFFINITY)
7 de enero de 2016
19 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con ese título, tan redundante y tentador, no me podía resistir, la carne es débil. Había que intentarlo de una vez por todas. Y no decepciona. Sí, amijos, es peor que mala, mucho peor. No se puede llegar a imaginar. Y ese es su indudable atractivo o gran virtud, descubrir sus límites, si los hubiera, hasta qué punto llega: el asombro continuo que produce cada nueva escena, cada nuevo horror. Aunque no nos engañemos: esa fascinación monstruosa pelea a muerte con el aburrimiento perfecto, ahí le anda, casi empatan.
La cosa, este engendro ignominioso va de una banda de facinerosos peludos, melenudos y barbudos (el macho alfa felón, el boxeador tapón y el ayudante de figurante, además de un nutrido grupo de ninfas que acompañan la función con fruición) que atrapan al "imbécil" (como ideal platónico o por antonomasia, non plus ultra) en una trampa que le lleva a la perdición (o eso parece, tiene todos los visos, se masca la tragedia).
Película setentera. Recién democrática y pura transición. Qué emoción.
Destape estupefaciente, jipismo trasnochado, tetas en aluvión, música narcótica y todo resuelto y bañado por el cine negro más cochambroso, lisérgico y cazurro que hayan visto los tiempos.
Es realmente penosa: horrorosos actores, deleznable guion, innombrable dirección. Un apocalipsis ya, sin perdón. Con los diálogos más atroces que se puedan concebir (los del ¡doctor Stanford! con su hijo oligofrénico son de tesis: dame cariño, papa, que me muero sin tu amor; que no solo de dinero vive el hombre, por dios).
Sensacionalismo morboso, sexo estrepitoso (violación abismal mediante) y la droga como virus alienígena que nunca muere. La película es gore, por nefanda, mal hecha y su tono de serie z castizo y aberrante. Solo salvable por la curiosidad malsana que excita, por ser tan coyuntural y abominable. Una mezcla espantosa de cine justiciero norteamericano (los rufianes parecen patrocinados por los mismos descerebrados, todos primos hermanos, hijos de la misma sangre espesa, que arrasaban las santas noches del bueno de Bronson, algo así también, por seguir con la línea genealógica, como sus hijos tontos y nunca reconocidos, solo faltaba), el pico español (sería su antecesora mutante; un horrible padre), el pandillero chapucero y el "noir verité" de la República de Kazajistán.
Ferdydurke
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