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Voto de Ferdydurke:
6
8,0
6.763
Serie de TV. Drama. Romance
Historia de una familia italiana desde los años 60 hasta nuestros días. Dos hermanos, Nicola (Luigi Lo Cascio) y Matteo (Alessio Boni), comparten las mismas esperanzas, los mismos sueños; disfrutan de los mismos libros y de los mismos amigos hasta que conocen a una chica desequilibrada, Giorgia (Jasmine Trinca), que perturba su destino. Mientras Nicola ejerce como psicólogo, Matteo abandona sus estudios e ingresa en el cuerpo de ... [+]
27 de febrero de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Naranjas españolas. Castañuelas. De todos modos.
Matteo con el pelo largo es Pirlo, Nicola con barba es Joel Fleischman.
Los dos juntos más todos los demás son un brillante Cuéntame a la italiana. Una golosina, chuchería fina, una película bien pensada y elaborada para todos los públicos, un fresco histórico la mar de bonito, dos hermanos o representaciones del mundo, la del idealista incapaz de negociar con la vida que vive en una eterna huida hacia delante con miedo al contacto auténtico con la gente que le obligue a comprometerse ya que rápidamente comprende la nada y se desengaña ante el triste espectáculo del mundo y por ello busca desesperadamente un refugio en el orden en el que poder incrustarse o en la ficción creativa libresca que da cobijo a seres atormentados como él para así descansar y delegar de la tanta duda y la mucha ambigüedad absurda que todo lo corroe y quema, de la falta de entidad y certeza de todas las cosas, de la bajeza de las personas, de la odiosa responsabilidad que significa asumir que no hay ninguna solución o esperanza, que todo es frágil y voluble y que a pesar de todo hay que practicar la comedia de tener que elegir y seguir como si todo fuera seguro y cierto, y el otro tan buen chico que no tiene ideales y al que por lo tanto todo le vale o cabe, no tiene mucho criterio fijo, a todo se adapta, no tiene problema con nada, todo le viene bien, es comprensivo, listo, flexible, sabio; el primero es el novio de la muerte, el segundo es el amante de la vida, Matteo busca sentido, orden, Nicola lo prefiere todo, le gusta el caos y el bullicio, es el bien, su hermano no tanto, mucho menos, es el hombre roto o escindido, de muerte, fatalmente.
Italia, que aquí nos la muestran de norte a sur, como España, como casi cualquier país europeo del siglo pasado, repite el modelo conocido, la prosperidad sesentera tras habernos recuperado de los infinitos desastres de la segunda gran guerra, el jipismo o el terrorismo grotesco setentero de las brigadas rojas, ese es el contexto histórico, y en la intrahistoria el resto, los amores, la familia, todo eso, más una crítica a la psiquiatría y su lobotomía, otra un poco a la policía aunque mucho menos, superficialmente, a Sicilia con su mafia y su gente que nunca sabe nada con ese Falcone como símbolo sacrificado, a la izquierda extrema ansiosa de muerte, a la economía con la caída de la industria, y un canto a favor de la ilustración, la cultura italiana, la ternura, el conocimiento, la sensibilidad y la humanidad.
Preciosa obra, ¿quizás demasiado?, llena de aciertos y añagazas, de trucos, trampas y bellezas, de grandes escenas o secuencias, muchas emociones, numerosos lloros, buenos ratos y enorme capacidad narrativa, todo encaja, lograda urdimbre que mezcla lo real con lo ficticio, conjunto armónico, aunque se pasen con las rimas, las casualidades, los encuentros y las muchas maravillas. Es tan agradable como preparada, falsamente maravillosa, deliciosa, filfa gloriosa, coca cola con gaseosa, efectismo con elegía, ninguna queja, es para sentarse y disfrutar del espectáculo a manos llenas. Tiene sus inverosimilitudes y algunas salidas de tono o cosas de poco recibo, pero en general es un recorrido hermoso, elegante, dadivoso, como una copa de champán, más o menos.
Matteo con el pelo largo es Pirlo, Nicola con barba es Joel Fleischman.
Los dos juntos más todos los demás son un brillante Cuéntame a la italiana. Una golosina, chuchería fina, una película bien pensada y elaborada para todos los públicos, un fresco histórico la mar de bonito, dos hermanos o representaciones del mundo, la del idealista incapaz de negociar con la vida que vive en una eterna huida hacia delante con miedo al contacto auténtico con la gente que le obligue a comprometerse ya que rápidamente comprende la nada y se desengaña ante el triste espectáculo del mundo y por ello busca desesperadamente un refugio en el orden en el que poder incrustarse o en la ficción creativa libresca que da cobijo a seres atormentados como él para así descansar y delegar de la tanta duda y la mucha ambigüedad absurda que todo lo corroe y quema, de la falta de entidad y certeza de todas las cosas, de la bajeza de las personas, de la odiosa responsabilidad que significa asumir que no hay ninguna solución o esperanza, que todo es frágil y voluble y que a pesar de todo hay que practicar la comedia de tener que elegir y seguir como si todo fuera seguro y cierto, y el otro tan buen chico que no tiene ideales y al que por lo tanto todo le vale o cabe, no tiene mucho criterio fijo, a todo se adapta, no tiene problema con nada, todo le viene bien, es comprensivo, listo, flexible, sabio; el primero es el novio de la muerte, el segundo es el amante de la vida, Matteo busca sentido, orden, Nicola lo prefiere todo, le gusta el caos y el bullicio, es el bien, su hermano no tanto, mucho menos, es el hombre roto o escindido, de muerte, fatalmente.
Italia, que aquí nos la muestran de norte a sur, como España, como casi cualquier país europeo del siglo pasado, repite el modelo conocido, la prosperidad sesentera tras habernos recuperado de los infinitos desastres de la segunda gran guerra, el jipismo o el terrorismo grotesco setentero de las brigadas rojas, ese es el contexto histórico, y en la intrahistoria el resto, los amores, la familia, todo eso, más una crítica a la psiquiatría y su lobotomía, otra un poco a la policía aunque mucho menos, superficialmente, a Sicilia con su mafia y su gente que nunca sabe nada con ese Falcone como símbolo sacrificado, a la izquierda extrema ansiosa de muerte, a la economía con la caída de la industria, y un canto a favor de la ilustración, la cultura italiana, la ternura, el conocimiento, la sensibilidad y la humanidad.
Preciosa obra, ¿quizás demasiado?, llena de aciertos y añagazas, de trucos, trampas y bellezas, de grandes escenas o secuencias, muchas emociones, numerosos lloros, buenos ratos y enorme capacidad narrativa, todo encaja, lograda urdimbre que mezcla lo real con lo ficticio, conjunto armónico, aunque se pasen con las rimas, las casualidades, los encuentros y las muchas maravillas. Es tan agradable como preparada, falsamente maravillosa, deliciosa, filfa gloriosa, coca cola con gaseosa, efectismo con elegía, ninguna queja, es para sentarse y disfrutar del espectáculo a manos llenas. Tiene sus inverosimilitudes y algunas salidas de tono o cosas de poco recibo, pero en general es un recorrido hermoso, elegante, dadivoso, como una copa de champán, más o menos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Hay momentos tan bonitos y excesivos que chirrían o escenas melodramáticas que cantan en una saga que a veces bordea peligrosamente con el folletón más desmadrado.
Aciertos, por ejemplo:
- La narración de la última noche de Matteo, se masca la tragedia, amenaza sorda, mucha belleza negra.
- Gran construcción de personajes, ricos y generosos, por supuesto no todos.
- Los dos enamorados hasta las trancas calladamente de la novia loca, su dolor y desamparo es por lo que luchan, para superar ese daño sin remedio ni sentido que ejemplifica las injusticias de la vida, son Quijotes disfrazados de Sancho Panza en una lucha imposible.
Errores gruesos, por ejemplo:
- La lectura de la carta en la que se cuenta la muerte de la madre, se ve venir la desgracia y se utiliza de forma descarada a través de un recurso de guion tan forzado como innecesario y poco creíble.
- Que Mirella tenga un hijo de Matteo, que se acabe liando con Nicola, hechos dignos de cualquier culebrón desmelenado o novela folletinesca sobre todo por cómo está contado, con un sentimentalismo exagerado.
- Que Giorgia insista tanto en que Nicola conozca a Mirella, se nota ahí también mucho la mano del guionista dirigiendo la ficción con intenciones previsibles y amañadas.
- La pequeña escena en la que Nicola espía la felicidad de sus padres después de que él se entere de la enfermedad de su padre, muy obvia y subrayada.
Otras cosas:
- La despedida de los hermanos en el tren es casi igual a la final en navidad, esas miradas.
- Matteo dice que es Nicola cuando conoce a Mirella, lo cual antecede o anuncia a la relación de estos dos últimos.
- La mirada de Giorgia a Matteo mientras suena la música.
- Nicola denuncia a su mujer, pero se hace cargo de su decisión, nunca la abandona y en todo momento trata de ayudarla. Y ella no ha perdido toda la humanidad por el camino del terror, salva al amigo economista en un gesto que la salva o redime en cierto modo.Y lo mismo hace con Giorgia, a la que libera, guía y acompaña en su proceso de sanación, a las dos las lleva la contraria por su bien, y de forma opuesta, a su mujer la encarcela y a Giorgia la excarcela. Esas dos mujeres son lo contrario de las dos hermanas de Nicola, tan centradas y capaces.
- Hemos ganado, se dice cuando Italia conquista el mundial de España como corolario o acompañamiento irónico/sarcástico de la situación que vive Nicola con su mujer. El fútbol es el opio del pueblo.
- Matteo casi parece un ser casto que no conoce el amor carnal, pero en verdad no es eso, vemos como al principio es el que conoce a la puta y como hay otra escena en la que está con otra más al final, en realidad lo que no hace es tener relaciones que le puedan obligar a nada, de ahí todas sus reticencias con Mirella, su problema no es el sexo, la impotencia o la represión puritana, sino su miedo y rechazo frontal a la vida, que él considera una estafa, algo que comprobó en su aventura con Giorgia, con la que no pudo encontrar salida, un fracaso que le confirmó lo que más temía e intuía y que le condujo a huir obsesivamente de todo, pero su tendencia ya venía de más atrás, solo hay que fijarse, por ejemplo, en esa escena en la que le lee un poema a Giorgia de Ginsberg y en el que se viene a decir que la vida es un juego en el que siempre pierdes y en el que no hay que arrastrarse, que mejor es irse dignamente, lo que él a su manera luego hará por la ventana tan prematuramente.
- La madre coge y tira los libros tras el suicidio de su hijo, como si los culpara, como si renegara de su condición de profesora o del hecho de que Matteo utilizara los libros como escudo.
- Ugo Fóscolo.
- Es de esas obras o ficciones en las que te gustaría quedarte a vivir, que no se acabaran nunca, que hubiera siempre más capítulos, seguro.
- La indudable simpatía, afinidad y cercanía que sentimos los españoles hacia Italia y que provoca que esta serie se haga más querible si cabe.
Aciertos, por ejemplo:
- La narración de la última noche de Matteo, se masca la tragedia, amenaza sorda, mucha belleza negra.
- Gran construcción de personajes, ricos y generosos, por supuesto no todos.
- Los dos enamorados hasta las trancas calladamente de la novia loca, su dolor y desamparo es por lo que luchan, para superar ese daño sin remedio ni sentido que ejemplifica las injusticias de la vida, son Quijotes disfrazados de Sancho Panza en una lucha imposible.
Errores gruesos, por ejemplo:
- La lectura de la carta en la que se cuenta la muerte de la madre, se ve venir la desgracia y se utiliza de forma descarada a través de un recurso de guion tan forzado como innecesario y poco creíble.
- Que Mirella tenga un hijo de Matteo, que se acabe liando con Nicola, hechos dignos de cualquier culebrón desmelenado o novela folletinesca sobre todo por cómo está contado, con un sentimentalismo exagerado.
- Que Giorgia insista tanto en que Nicola conozca a Mirella, se nota ahí también mucho la mano del guionista dirigiendo la ficción con intenciones previsibles y amañadas.
- La pequeña escena en la que Nicola espía la felicidad de sus padres después de que él se entere de la enfermedad de su padre, muy obvia y subrayada.
Otras cosas:
- La despedida de los hermanos en el tren es casi igual a la final en navidad, esas miradas.
- Matteo dice que es Nicola cuando conoce a Mirella, lo cual antecede o anuncia a la relación de estos dos últimos.
- La mirada de Giorgia a Matteo mientras suena la música.
- Nicola denuncia a su mujer, pero se hace cargo de su decisión, nunca la abandona y en todo momento trata de ayudarla. Y ella no ha perdido toda la humanidad por el camino del terror, salva al amigo economista en un gesto que la salva o redime en cierto modo.Y lo mismo hace con Giorgia, a la que libera, guía y acompaña en su proceso de sanación, a las dos las lleva la contraria por su bien, y de forma opuesta, a su mujer la encarcela y a Giorgia la excarcela. Esas dos mujeres son lo contrario de las dos hermanas de Nicola, tan centradas y capaces.
- Hemos ganado, se dice cuando Italia conquista el mundial de España como corolario o acompañamiento irónico/sarcástico de la situación que vive Nicola con su mujer. El fútbol es el opio del pueblo.
- Matteo casi parece un ser casto que no conoce el amor carnal, pero en verdad no es eso, vemos como al principio es el que conoce a la puta y como hay otra escena en la que está con otra más al final, en realidad lo que no hace es tener relaciones que le puedan obligar a nada, de ahí todas sus reticencias con Mirella, su problema no es el sexo, la impotencia o la represión puritana, sino su miedo y rechazo frontal a la vida, que él considera una estafa, algo que comprobó en su aventura con Giorgia, con la que no pudo encontrar salida, un fracaso que le confirmó lo que más temía e intuía y que le condujo a huir obsesivamente de todo, pero su tendencia ya venía de más atrás, solo hay que fijarse, por ejemplo, en esa escena en la que le lee un poema a Giorgia de Ginsberg y en el que se viene a decir que la vida es un juego en el que siempre pierdes y en el que no hay que arrastrarse, que mejor es irse dignamente, lo que él a su manera luego hará por la ventana tan prematuramente.
- La madre coge y tira los libros tras el suicidio de su hijo, como si los culpara, como si renegara de su condición de profesora o del hecho de que Matteo utilizara los libros como escudo.
- Ugo Fóscolo.
- Es de esas obras o ficciones en las que te gustaría quedarte a vivir, que no se acabaran nunca, que hubiera siempre más capítulos, seguro.
- La indudable simpatía, afinidad y cercanía que sentimos los españoles hacia Italia y que provoca que esta serie se haga más querible si cabe.