El método grijander, sin tilde.
El capitalismo es muy malo y nos hace competir como hienas hambrientas, carroñeros sin alma ni conciencia, devorándonos los adentros, los unos a los otros, en carne viva, a tumba abierta y el corazón en guerra.
Las grandes empresas son demoníacas y los altos directivos o sus subalternos, gente abyecta.
Esta película es una tontería entretenida que se toma demasiado en serio a sí misma y que en verdad solo da la risa.
Candidatos superpreparados y con puestazos que luchan/actúan como si estuvieran en una isla desierta peleando por el último trozo de carne a mano, por esa gota de agua que se te escapa. Claro. Con pruebas que parecen ideadas por el último de la fila de los guionistas tan mal pagados y subcontratados que escribieron en un sótano oscuro, ataos de pies y manos, a galeras a remar, aquel mítico reality que duró tan poco tiempo, qué lástima, en Antena 3, creo, y que se llamaba "El bus" o algo así, mucho me temo pero yo lo añoro y mucho recuerdo. Oh, que me has ofendido mucho, qué cruel que eres conmigo, lloro, vaya, que me has vendido, no te lo perdono, me enfado y no respiro, oye, que me han traicionado y no me repongo, más bien me descompongo, macho ibérico pajillero, vieja yerma nefanda, sindicalista argentino del miedo, arpía solitaria y ya tan amargada y, oh, horror, muy manoseada, ridículo botarate cobarde, pijo siniestro grotesco, secretaria boba loba, aguas residuales y tributos municipales, psicólogos, actores, qué espanto, cuánta tensión y revuelo, que no me lo creo, estoy en un sin vivir con tan gran vituperio.
Cierto, el hombre es una larva para el otro, pero un poco, algo tal vez, disimulamos como de lado, no somos tanto como niños de guardería jugando al escondite todo el santo día, sí en el fondo, no tan a campo abierto, no sé, digo yo y te pongo un babero, que esto parecía el congreso de los diputados y no es plan, lo de ellos es por vocación y servicio social, nos hacen un favor, lo nuestro es solo entretenimiento.
En fin, como comedia tiene un pase, como drama es la bomba, sex bomb, como denuncia de nuestra sociedad, qué sociedad, es una chufla, con metáfora apocalíptica y protestona en la calle mayor tan sutil de entretiempo, lo dicho, me reafirmo; simple, histriónica y burda.
Los actores son majos y estupendos y atractivos. No muy creíble casi ninguno, embutidos en semejantes disparates de personajes.
Una adaptación teatral infantil y ridícula, simpática y disfrutona, subrayada y efectista. Contratada por horas, serás temporal, temporera, mamporrera, te despediremos en cuanto salgas por esa giratoria puerta.