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Voto de Ferdydurke:
6
6,9
15.693
Drama. Romance
Varias personas se cruzan de forma azarosa e incluso peligrosa en los parques, piscinas y calles de su barrio. Una madre aburrida (Kate Winslet) se hace amiga de Brad (Patrick Wilson), un hombre que se ocupa de la casa y de su hijo mientras su mujer (Connelly) trabaja. Larry (Noah Emmerich), un amigo de Brad, empieza a inquietarse por la presencia en las calles de un pedófilo recién salido de la cárcel (Haley). (FILMAFFINITY)
26 de mayo de 2015
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra más sobre la típica mujer suburbana y el típico rey del baile, las típicas comadres chismosas y reprimidas y los típicos maridos burros y necios, la histeria colectiva, los niños agobiantes, el puritanismo asfixiante y todo ese infierno americano tan opulento y vacío de la clase media que se retira del centro de las ciudades para irse a vivir a pequeños pueblos (más bien urbanizaciones pretendidamente idílicas), imposibles de soportar en verdad, de las que todos quieren huir (aunque algunos no se enteren o se autoengañen miserablemente) como alma que lleva el diablo.
En este caso, se agradece el tono literario, irónico, juguetón, que le da el narrador (aunque a eso de la mitad se olvidan de él y solo reaparece al final); lo mismo que el sarcasmo soterrado y una cierta mala leche general.
Son dos, Patrick Wilson, guapo y sobrio, y Kate Winslet, sobrada, estupenda, perfecta (atractiva, por mucho que se empeñen en decir lo contrario en muchas de sus películas); buscándose y encontrándose por todas las esquinas y piscinas del barrio como perros en celo husmeando un poco de vida y alegría, escapando de sus respectivos, del patético pajillero y de la mustia y sutil, y guapísima, mandona.
Y de fondo, el típico ¿pederasta? (en verdad exhibicionista solamente); dale que te pego los norteamericanos, en su ficción más conspicua, con sus obsesiones sexuales tan enfermizas; el morbo y el sensacionalismo como bandera.
La película va al grano, a la sustancia; desde el primer momento huye de frivolidades y blanduras. Y eso está bien. Pero aun así, se queda a la mitad de la incursión, no da el último paso y opta por un conservadurismo suavemente provocador, inteligente, que habla educadamente de vidas cruzadas en jardines y campos de fútbol, de infidelidades, sueños rotos y poco más.
En este caso, se agradece el tono literario, irónico, juguetón, que le da el narrador (aunque a eso de la mitad se olvidan de él y solo reaparece al final); lo mismo que el sarcasmo soterrado y una cierta mala leche general.
Son dos, Patrick Wilson, guapo y sobrio, y Kate Winslet, sobrada, estupenda, perfecta (atractiva, por mucho que se empeñen en decir lo contrario en muchas de sus películas); buscándose y encontrándose por todas las esquinas y piscinas del barrio como perros en celo husmeando un poco de vida y alegría, escapando de sus respectivos, del patético pajillero y de la mustia y sutil, y guapísima, mandona.
Y de fondo, el típico ¿pederasta? (en verdad exhibicionista solamente); dale que te pego los norteamericanos, en su ficción más conspicua, con sus obsesiones sexuales tan enfermizas; el morbo y el sensacionalismo como bandera.
La película va al grano, a la sustancia; desde el primer momento huye de frivolidades y blanduras. Y eso está bien. Pero aun así, se queda a la mitad de la incursión, no da el último paso y opta por un conservadurismo suavemente provocador, inteligente, que habla educadamente de vidas cruzadas en jardines y campos de fútbol, de infidelidades, sueños rotos y poco más.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Alterna cierta tosquedad psicológica en las reacciones de sus personajes (el policía retirado es excesivo en sus vaivenes y desatinos) con alguna ambigüedad interesante y lúcida (el gran final de Wilson con su porrazo cobarde: no se atreve a largarse porque sabe que no tiene con qué, acostumbrado como está a vivir de "regalo", de ahí que se entretenga absurdamente con los chicos del patín); cierta valentía (la increíblemente cruel, y desconcertante e inesperada, escena de la masturbación, donde Haley confirma su exhibicionismo, al que se le le añade sadismo; huyendo la película de la tentación de haberlo convertido en un personaje que sirviese solo como víctima inocente de una sociedad espantosa y pacata) con un obvio, timorato tradicionalismo (esa moralina materno filial que persigue sin descanso a la pobre Winslet). Se solucionan escenas con brillantez y humor (desde cómo se da cuenta Connelly de la infidelidad hasta cómo le pone a la suegra de carabina), y algunas otras en cambio resultan más forzadas (la evidente y jugosa alusión a "Madame Bovary" no queda muy creíble en ese ambiente tan cerril y endogámico); duda entre cierta poesía cotidiana y alguna chabacanería innecesaria.
En general, bien, claramente interesante. Le sobra efectismo, pirotecnia y moraleja, y le falta todavía más riesgo y complejidad, pero entretiene y es avispada y adulta, bastante más que la triste mayoría.
En general, bien, claramente interesante. Le sobra efectismo, pirotecnia y moraleja, y le falta todavía más riesgo y complejidad, pero entretiene y es avispada y adulta, bastante más que la triste mayoría.