El bueno, el malo y el anodino. Guapos, todos, feos, ninguno, que se mueran.
Es una historia bien contada, honesta, pero que acumula demasiados sucedidos a la carrera y ocurre o sucede a trompicones, se mueve como el cangrejo, un pasito palante, María, otro patrás, cantante.
Son mucho más interesantes los momentos amorosos del machote con las dos de alto copete hembras (Dorothy Malone está guapa y la otra, Smith Alexis, da gusto llora que te llora por las esquinas como la zarzamora), rampantes andobas, que los dimes y diretes de los confederados y los yanquis con el trapicheo o tráfico de armas por medio que nada nos interesan, México sempiterno, la frontera.
Quizás su mayor problema sea que intenta encajar lo que plantea en la horma de un guion que se ve obligado a cumplir con unas normas o reglas que no son necesariamente buenas o que en este caso no siempre pegan o aciertan, especialmente durante ese final tan apañado amañado que no hay quien se lo crea, a última hora.