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Voto de Mad_Astronaut:
6
Intriga. Cine negro. Drama Una mañana, Jeffrey Beaumont (Kyle MacLachlan), después de visitar a su padre en el hospital, encuentra entre unos arbustos una oreja humana. La guarda en una bolsa de papel y la lleva a la comisaría de policía, donde le atiende el detective Williams (George Dickerson), que es vecino suyo. Comienza así una misteriosa intriga que desvelará extraños sucesos acontecidos en una pequeña localidad de Carolina del Norte. (FILMAFFINITY)
23 de julio de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Terciopelo Azul de David Lynch son muchas cosas. La balada de Bobby Vinton (“She wear blue velvet…”) y el apogeo de la primavera marcan la apertura del film; sobre un cielo azul, claro y despejado, en el que las flores brotan exuberantes entre las inmaculadas vallas de un jardín, grupos de escolares cruzan la calle con parsimonia, los bomberos saludan sonrientes desde su camión, un hombre riega plácidamente su jardín… La tranquilidad inunda el que podría ser un día cualquiera en una bella y pequeña comunidad norteamericana. Pero inesperadamente algo parece perturbar esa armonía. La manguera con la que el señor riega se hace un nudo y, al tirar de ella, un tirón le da a él también haciéndole caer al suelo. Es entonces cuando se deja de oír la dulce melodía y la cámara se adentra bajo ésa superficie de césped húmedo, ofreciendo un primerísimo plano de las criaturas que habitan el submundo; centenares de escarabajos, enormes, agitados, repugnantes y amenazantes. Es una secuencia en la que se desenmascara lo siniestro de la pacífica vida del pueblo maderero de Lumberton que, al igual que Twin Peaks, ofrece una bonita postal por fuera pero que esconde una aura tenebrosa por dentro. Un aspecto que Jeffrey (Kyle McLachlan), recién llegado a ese lugar en el que parece que nunca sucede nada, no tardará en descubrir. Sucede cuando encuentra algo tirado en un descampado; un oreja humana llena de hormigas (una clara alusión a Buñuel) que será el misterioso punto de partida de una investigación por cuenta propia con la que conocerá a Sandy (Laura Dern), la hija del detective que lleva el caso, que le conduce hasta el lúgubre apartamento de la cantante de club nocturno, Dorothy Vallens (Isabella Rossellini), cuya interpretación estrella es tema “Blue Velvet”.
Esta dualidad la experimenta el protagonista a medida que transcurre sus indagaciones: la parte más bonita de la realidad la vemos en el amor dulce y virginal, con más de una escena de un cursi patetismo, que surge entre Sandy y Jeffrey. La parte fea se muestra cuando los dos jóvenes, que aún viven en la edad de la inocencia, se introducen perplejos ante la sordidez que les rodea. “Un mundo extraño” donde prosperan los psicópatas, en especial, el temido Frank (Dennis Hopper) y su tropa, que tiene a Dorothy bajo su dominio y lo aprovecha para saciar sus placeres sexuales. Y es que al mismo tiempo, Jeffrey se ve abocado por un amor perverso, más cercano al sadismo, cuando es seducido por Dorothy. Poco le extraña cuando le suplica que le pegue en el acto sexual, cuando él mismo ha sido testigo de cómo Frank realiza con ella un ritual escabroso, llenando su boca del terciopelo azulado de su batín tras pegar una bocanada de aire de su mascarilla. Todo ello, con una delicada puesta en escena muy ‘vintage’ que remite sutilmente a los años 60 (el estilismo y la vestimenta de Sandy, el Cadillac descapotable y los demás vehículos, la propia banda sonora, etc.). Terciopelo Azul son muchas cosas: un despampanante tejido a modo de fetiche, una susurrante canción, una caricia sensitiva que llega a producir escalofríos, un thriller bipolar que desborda obsesión, una galaxia más del sórdido universo Lynch.
Mad_Astronaut
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