Típico biopic donde solamente destaca la interpretación protagonista, gracias a la cual la película se mantiene a flote y resulta visible hasta el final. Robert De Niro hace un gran papel retratando a ese personaje obtuso, imbécil, obsesivo y violento que era Jake LaMotta. Por ahí anda también Joe Pesci en un papel secundario hecho a su medida que interpreta sin mayor dificultad.

Por lo demás, a mi la película me parece del saco de trabajos mediocres de Scorsese. La historia no es que sea especialmente interesante y no para de dar vueltas en círculo. Tío tonto echa unos combates de boxeo dentro y fuera del ring. Una y otra vez. Dos horas de eso, sin una meta a la que dirigirse o un mensaje que transmitir. Está rodada en un innecesario blanco y negro, con escenas muy bonitas a cámara lenta bañadas en música clásica. Bastante pretenciosa, aunque hay que alabar al director el arte de vender un producto vacío envolviéndolo en un reluciente papel de regalo.

Es obvio que le sobran minutos, puede que incluso le sobren todos. Es larga y aburrida y parece mentira que la gente la valore de forma tan positiva, aunque cosas peores se han visto. Me quedo con alguna escena aislada y con la interpretación de De Niro.

Ver, dormir y olvidar.