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España España · Sant Fruitós
Voto de loiuth:
2
Acción. Aventuras. Drama En el año 180, el Imperio Romano domina todo el mundo conocido. Tras una gran victoria sobre los bárbaros del norte, el anciano emperador Marco Aurelio (Richard Harris) decide transferir el poder a Máximo (Russell Crowe), bravo general de sus ejércitos y hombre de inquebrantable lealtad al imperio. Pero su hijo Cómodo (Joaquin Phoenix), que aspiraba al trono, no lo acepta y trata de asesinar a Máximo. (FILMAFFINITY)
2 de enero de 2010
16 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película de Ridley Scott recupera un género abandonado sólo para encandilar con efectos especiales. En cuanto al contenido, sin embargo, debería suponer el desprestigio de los Oscars.
.Porque se vale para lanzar su argumento de gran parte del de la Caída del Imperio Romano (1964, Anthony Mann), con la oposición entre Cómodo y su padre Marco Aurelio, y la figura de la hija de este y la de su mejor general.
.Porque los personajes son tan planos que llegan a desagradar y a aconsejar no seguir viendo la película, a pesar de los efectos y la eventual emoción de la historia. Con valores supuestamente de la antigua Roma, como Honor y otras tergiversaciones y vacuidades en verdad propios de la peor derecha americana, recreados con una grandilocuencia infantil.
.Porque cae en los tópicos ideológicos habituales sobre la oposición entre Senado-pueblo y dictador-emperador malo, con una identificación entre Congreso versus mal presidente, y proclamas patrióticas (americanas) en favor de la libertad y la República, dentro de un mensaje soporífero de glorificación (en el fondo) del gran sistema estadounidense, cuando, entre otras cosas, en la Roma del momento ya nadie pensaba volver a la República, simplicidad en la que no incurre ni La caída del imperio romano, a la que fusila en gran medida.
.Porque hay elementos como cruzar desde Germania hasta Hispania a caballo en pocas secuencias (y a galope, ¿qué hombre lo aguanta, ya que sí los caballos?) o la sumisión del emperador al afán de espectáculo de la masa (trasunto grotesco de la opinión pública americana, casi insulto involuntario), que como puntos claves para el desarrollo del argumento provocan la risa.
La recreación de ambientes es cinematográficamente buena, como las primeras escenas de la batalla con los germanos, que es extraordinaria (lo mejor de la película), evocadora de lo que debió de ser e incluso ilustrativa para la historia. Algunas alusiones a la religión son correctas. Pero ni la visión política ni el guión aguantan. Además, el que quiera valorar a Crowe que lo busque en Una mente maravillosa, por ejemplo, no aquí.
loiuth
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