En mi opinión Gomorra dista de ser una película redonda, pero sin duda es un contrapunto intersante al falso glamour que gente como Coppola, Scorsese o De Palma han dado al mundo del hampa en los últimos años. Garrone parte de un libro que dificilmente puede calificarse de novela, pues desgrana con meticulosidad periodística situaciones y personajes del crimen napolitano; por tanto, el guión lo que hace es seguir durante un periodo corto de tiempo las andanzas de un puñado paradigmático de personajes y plasmar en imágenes los pasajes más reseñables. Gomorra es por tanto más bien un docu-drama, por lo que no deben esperarse ni tramas truculentas, ni protagonistas shakespirianos, ni nada que se parezca al Scarface que se cita en la película, marcando claramente las distancias. Por no haber, no hay ni banda sonora, ni acción trepidante (aunque los crímenes son presentados con un verismo muy de agradecer) ni diálogos memorables. En definitiva, es el crimen tal cual es, mísero, sucio, mayormente aburrido y sin otro sentido que la supervivencia, y como tal debe juzgarse la película.