Si hay algo que no se pueda reprochar a esta película es su honestidad a la hora de retomar el personaje de Conan en toda su dimensión; en mi opinión es un error tener la vista demasiado puesta en el precedente de John Milius. Sobre todo porque no se trata de un remake, y está tiene un 300% más de acción, un 250% más de cráneos rotos y un 150% suplementario de hechicerías,es decir, que tiene mucho más de todo. Esto supone una ventaja clara, pero tiene el inconveniente de que las docenas de personajes, dioses paganos y localizaciones impronunciables hacen imposible la narración diáfana que tenía la de Milius a la narración y no dejan espacio físico para los fantásticos planos del horizonte con Basil Poledouris de fondo. En conjunto, creo que esta versión sólo es claramente inferior por lo anterior y por un guión más pedestre, pero sin haber leído el material original me parece que se ofrece un espectáculo honesto, festivo, y con un Jason Momoa que no desmerece al mítico (pero absolutamente hierático) tío Arnold. En resumen, solo puede decepcionar si realmente no gusta el cine de espada y brujería o se tiene en un pedestal intocable la película de los 80, de grato recuerdo pero con sus problemas también.