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Voto de Langfuller:
6
5,4
827
Fantástico. Terror
Narra la particular vendetta que Hyakkimaru mantiene con los 48 demonios que se repartieron buena parte de su cuerpo, tras el pacto satánico que firmó su propio padre. En su epopeya contará con la ayuda de Dororo, una ladronzuela que también guarda una cuenta pendiente... (FILMAFFINITY)
13 de octubre de 2007
17 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dororo, el héroe de esta historia, es un hijo de reyes condenado por su padre a una muerte segura. Como muchos héroes fundadores de pueblos pertenecientes a otras mitologías (Sargón, Moisés, Ciro, Rómulo, Edipo, Paris, Perseo, Gilgamesh) se le abandona a las aguas en una caja para ser recogido río abajo por un padre putativo. Otto Rank trata la cuestión en "El mito del nacimiento del héroe". De acuerdo con el desarrollo lineal y escalonado de la epopeya, el héroe trás vencer sucesivos avatares termina por alcanzar grandeza y gloria y recuperar su condición perdida.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El único aspecto que trata de dignificar, sin conseguirlo, el desenfreno de los combates contra los demonios y el mediocre espectáculo visual es la pérdida de la identidad fruto de la orfandad de los protagonistas, Dororo, la mujer que le acompaña y el hermano de aquél (que adquiere cierto protagonismo en la última parte). Primero, la ladrona que tiene por compañera de viaje le roba el nombre y pasa a llamarse "Dororo" quizá porque dejó de ser mujer y porque sus dos destinos son uno sólo en el momento en el que siguen un mismo camino. Segundo, el hermano menor recibe el nombre del hermano mayor, porque está destinado a ocupar el lugar del niño del que tuvieron que deshacerse. Tercero, Dororo recupera las partes de su cuerpo junto con su verdadera identidad, la de Hyakki-maru. Se trata de una lucha contra sí mismo, de un renacimiento fragmento a fragmento, como cuando se enfrenta a los dos demonios que le confunden con sus palabras, y recupera simbólicamente sus ojos. Todas estas mixtificaciones y confusiones tienen, claro, como trasfondo la duda sobre la identidad de los tres huérfanos, por haber sido, a su manera cada uno, descuidados o abandonados por sus padres.
Dororo no logra recuperar su fragmentada identidad ni llega a ocupar el puesto ilustrísimo de su origen real, y su compañera de viaje sigue sin poder llamarse como una mujer, lo que apunta a la continuación de la película en futuras entregas. Ah, y por si quedara alguna duda, nos dicen que "todavía quedan veinticuatro demonios" de los cuarenta y ocho.
Dororo no logra recuperar su fragmentada identidad ni llega a ocupar el puesto ilustrísimo de su origen real, y su compañera de viaje sigue sin poder llamarse como una mujer, lo que apunta a la continuación de la película en futuras entregas. Ah, y por si quedara alguna duda, nos dicen que "todavía quedan veinticuatro demonios" de los cuarenta y ocho.