La reina Victoria dio nombre a una época, en la que el Reino Unido, un inmenso imperio, dominaba el mundo. La joven esperaba el momento en que se convertiría en reina y se había estado preparando para ello. Hasta tenía una muñeca con corona.

No solo se disfruta de los interiores palaciegos, perfectamente ambientados, o del deslumbrante vestuario. Además, se hace un interesante recorrido por la situación política y social de la época. También se añade ficción a través de las historias de los sirvientes o los miembros de la Corte, lo que no interfiere con la realidad histórica.

Cuenta principalmente una gran historia de amor, la de la reina Victoria (Jenna Coleman) y el Príncipe Alberto (Tom Hugues). La pareja se mostró siempre compenetrada, a pesar de los altibajos y de la competencia por atesorar poder o influencia.

Hay muchos elementos de interés para recomendar la serie a los aficionados al cine histórico:

El estricto protocolo está bien detallado y nos da algunas sorpresas. Llama la atención la manera en que la reina declara su amor. Me imagino que, al revés, que alguien pidiera matrimonio a una reina, debía ser una impertinencia.

El miedo al parto era una constante para todas las mujeres de la época. Muchas perdían la vida. En el caso de una reina, podría acarrear un cambio radical de poder. Y algunos no disimulaban sus deseos.

La reina debía tener una constante interacción con su primer ministro. La relación que mantiene con Lord Melbourne (Rufus Sewell), tanto a nivel personal como profesional, es de lo mejor de la serie.

La tecnología evolucionaba a velocidad de vértigo, y más en la primera potencia del mundo. El Príncipe Alberto fue un entusiasta de los cambios para mejorar la sociedad. La locomotora, el inodoro, el gas o las primeras máquinas de cálculo tienen espacio a lo largo de la narración.

Las enfermedades de transmisión sexual causaban estragos, porque todavía no se habían desarrollado curas eficaces. La historia que se nos cuenta es un hecho verídico y nos da una idea de cómo este mal podía afectar a la vida de la gente.

La hambruna de Irlanda dejó en evidencia algunas leyes proteccionistas y el abismo que podía existir entre el Parlamento y el mundo rural. Algunas personas intentaron buscar soluciones, pero ya era tarde.

La Revolución de 1848 derribó la monarquía en Francia y las revueltas se extendieron a Inglaterra y otros países. La serie dedica varios capítulos a mostrar la inquietud de la familia real durante aquel periodo turbulento.