La inauguración oficial para el Festival de Cannes es una producción muy extraña, pero no porque la hija de Adam Driver y Marion Cotillard (ambos excelentes en su rol) sea una marioneta. En todo caso, aquello es una metáfora conveniente, aunque perfecta, del personaje de Annette.

Más bien, esta película del director francés Leos Carax es rara por la manera en la que condensa el carácter operístico de la ópera con su esencia y el stand-up con su esencia.

Hay muchos musicales sobre musicales y sobran las películas metatextuales / conscientes de sí mismas en todos los géneros. Carax está capturando ambos aspectos en este glorioso dos por uno, que primero muestra todos sus componentes para luego proceder a confundirlos y mixearlos.

“Annette” es una producción de Amazon Studios que, curiosamente, aún no llegó al servicio de streaming. Al menos en Latinoamérica. Similar a cómo ocurrió con “Pig” o “Green Knight” (¡qué 2021 raro que venimos teniendo!), esta película va completamente en contra de todos los estándares hollywoodenses y, sólo por eso, vale la pena su visionado.

Aclaro que, si bien me gustó mucho, no la terminé de sentir tan “rara” como la anterior obra de Carax, que había salido casi 10 años antes. Y es que “Holy Motors” (2012) es una de las películas más únicas y extravagantes de la década anterior. Un fantasmagórico viaje a través de la vida de varios personajes parisinos, con un multifacético Denis Lavant a la cabeza.

Volviendo a “Annette”, sus protagonistas están súper bien ambos. Driver siempre ha sido una presencia imponente en la pantalla, pero Carax lo transforma en un bruto salvaje y odiable. Lo que hizo Adam Driver en “Marriage Story” fue increíble, pero acá está a otro nivel. Su escena final con Annette representa uno de los mejores cierres del cine 2021.

Otro actor que sorprende –si bien en un papel más chiquito– es Howard de “The Big Bang Theory” (Simon Helberg). Destaca con cada pequeña aparición, y especialmente en una escena fantástica donde dirige una orquesta mientras brinda un monólogo, canta y la cámara va girando a su alrededor sin cortar.

Como tragedia operística, “Annette” se disfruta bastante. Funciona en sus mensajes (que son bastante claros, no hay misterio ni ambigüedad acá) y en el soberbio apartado técnico. Sin embargo, no voy a negar que se me hizo un tanto larga. Hay canciones muy repetitivas y momentos que se estiran un poquito demasiado. Sus 140 minutos de duración se sienten.

==> CONCLUSIÓN: “Annette” es una película agresivamente no accesible. Requiere de un gusto particular por cierto tipo de musicales, es deliberadamente atípica y salvajemente confrontacional. Un acercamiento experimental que no deja a nadie indiferente. <==

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