Una serie de TV tan famosa como "The Walking Dead" muestra desde su mismo comienzo sus altibajos, su predicar y no dar trigo, su prometer mucho y dar poco. La primera temporada de esta serie promete mucho, pero el resultado no está a la altura de la potencialidad de la trama y el argumento; lo mismo podría decirse de la segunda temporada, aunque al final de esta última temporada la serie remonta en interés, un interés que no decae al menos hasta la quinta temporada, que es donde me he quedado por ahora.

Un ejemplo de estas debilidades está en el hecho de que el comienzo mismo de la serie parece estar copiado directamente del comienzo de una película británica de igual tema -la supervivencia en un mundo destruido por una plaga-, esto es, "28 días después" (28 Days Later, 2002), dirigida por Danny Boyle. Por supuesto, otro factor negativo está en las evidentes limitaciones como actor del protagonista principal, Andrew Lincoln, como Rick Grimes.