Camelot. Son solo 10 capítulos, una temporada. Se ve que el final queda abierto y es que cancelaron la serie. Y no me extraña.

Interpretaciones insulsas y planas, casting penoso, guion sin sentido. El rey Arturo es un niñato consentido y repelente. La actriz que hace de Ginebra es muy mona, una modelo, pero con habilidades interpretativas pésimas. Se supone que es una revisión de las leyendas artúricas. Y quizá esa revisión es lo único valorable en este engendro, en el que destaca el personaje innovador de Merlin, presentado no como un hechicero (que hechicerías hace las justas) sino como una persona de carne y hueso, con sus conflictos internos y sus contradicciones.

Pero, puestos a revisar, bien podían haber huido de personajes absolutamente estereotipados. Las mujeres aparecen o bien como sumisas pasivas, florecillas delicadas que hay que salvar, o bien como brujas malignas que anteponen su ambición a la familia. Los hombres, por su parte, son unos gallitos que solo saben solucionar sus problemas con violencia, que no saben gestionar sus emociones, que pasan mil aventuras para demostrar gallardía y virilidad mientras las mujeres, a las que consideran posesiones y objetos de deleite, les esperan aterradas.

Entretenida, sin más. Para pasar el rato si no tienes otra cosa que ver.