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España España · madrid
Voto de tiznao:
4
Terror Sólo en su habitación del Hospital Psiquiátrico, el paranoico padrastro asesino se repone de las terribles heridas que le provocaron su última esposa y su hija adoptiva. Las enormes cicatrices atestiguan que sólo por milagro todavía está vivo. Un joven psiquiatra ha tomado el caso con especial interés. Horas después, el médico es encontrado muerto sobre su escritorio. (FILMAFFINITY)
1 de junio de 2012
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Padrastro ha vuelto, no estaba muerto (ya saben, la magia del cine), y lo ha hecho más crecido y letal que nunca, esa temporada que se ha pasado ingresado en un psiquiátrico tras recuperarse de las heridas sufridas en su presentación en sociedad en aquella joyita llamada "El Padrastro 1987" de Joseph Ruben, y lo aprendido en temas psicológicos del psiquiatra memo que le trataba antes de asesinarle y escaparse, le han dado los conocimientos adecuados para volver a las andadas, bajo la identidad de, nada más y nada menos, Dr. Gene Clifford, doctor en psiquiatría experto en problemas familiares.

Con tan vacilona premisa, y alguna gota de humor salpicando una trama que aunque ni por asomo llega a contener la excelente atmósfera de thriller de la primera, la cosa hubiera podido tener un pase, pero lo desaprovechado de tales novedades, sumado a una trama muy justita en cuanto a desarrollo dramático, y escenas de sangre y sexo (apenas 3 muertes, y 2 de ellas fuera de plano), hacen de la función algo pasable (con bastantes reparos) y al menos en mi caso una película que quizá por la época en la que la vi, recordaba como algo más entretenido que lo que me he encontrado casi 20 años después, cosa que ni mucho menos me ha pasado con el par de revisiones que en estos años he hecho de la de 1987 (al menos me ha quitado toda gana de volver a enchufarme la tercera parte, aquella sin Terry O'Quinn, en la que como resultado de hacerse la cirugía estética volvía como jardinero, que por cierto, al contrario que esta que nos ocupa, recuerdo lejanamente como un bodrio).

Por lo demás, Terry O'Quinn bien, Meg Foster luciendo ojazos, el malogrado chaval Jonathan Brandis, aportando el detalle macabro, por la similitud entre su muerte en la vida real a los veintitantos años, y la del personaje de la cartera amiga de Meg Foster en la película, y el director, Jeff Burr, pues eso, en esa línea en la que lleva instalado un puñado de años.
tiznao
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