Estar dirigida a un público adolescente, no lleva implícito que sea un castañazo infumable, aunque en un alto porcentaje de los casos así sea. La historia que nos ocupa dirigida por un digno emulo de Roger Corman, (con lo que esto tiene de bueno y de malo), es bastante entretenida, morbosa y con su poquito de bien administrado gore. Rodada en las infernales y muy cinematográficas carreteras de Yuma, (Arizona), está dotada de un imaginativo guion y con unas aceptables actuaciones. En cierto modo y guardando las distancias recuerda a aquella joya de culto rodada por la musculosa Kathryn Bigelow, (Los viajeros de la noche 1987).
A tenor de las críticas, esperaba un castañazo, llevándome una grata sorpresa, ante esta película, en la que se nota el cariño y respeto con que está rodada. Más que aceptable.