Tercera entrega de la saga Blade, y el agotamiento se nota.
Es bastante curioso lo diferentes que han sido las tres películas del famoso cazavampiros. La primera era la más seria, casi de festival de cine fantástico, y para quien esto firma la mejor de las tres. La segunda, mucho más comercial y gamberra, tenía el toque fantástico tan peculiar de Guillermo del Toro. Y esta última, a pesar de estar David S. Goyer a los mandos, que es uno de los mejores guionistas de este tipo de cine de los últimos años, es un espectáculo palomitero al uso, y ahí reside su fracaso. No aporta nada, no tiene nada especial, la fórmula está agotada, y no tiene ya demasiado parecido con lo que era en un principio Blade.
Se salva de milagro porque, pese a todo, resulta entretenida para quien no le pida nada más, y porque está Ryan Reynolds, demostrando ya que lo suyo era la comedia gamberra, como quedaría de manifiesto años más tarde con el exitazo de Deadpool. Su Hannibal King es sin duda lo mejor de la cinta.

Lo mejor: Ryan Reynolds
Lo peor: No cuenta nada interesante