Fuera de concurso.

Estamos, probablemente, ante la peor película de un Arnold que, ligado contractualmente por culpa de Conan a los terribles nenes del clan De Laurentiis (una cosa equivalente a los tremendos Golan y Globus, pero chapurreando en italiano), se vio en la tesitura de hacerles dos o tres porquerías taquilleras como ésta que, con el paso del tiempo, se han convertido en sus más olvidables películas.

En este caso el pisto en plan "little Italy" es nefasto, pues no háy más que ver los créditos para descubrir que esta película que se nos cuela como estadounidense es en realidad medio italiana (casi todo el equipo de la producción tiene apellido transalpino) y anda en la línea de las más tremendas bazofias de acción con que nos amenizaban los Castellari o los Deodato. El acabado, en el más puro estilo "grindhouse" -serie b para salas de exhibición contínua- es muy malo y no hay por dónde cogerlo. Barata. Cutre. Mal montada y peor rodada. Las escenas de acción son tan burdas y tienen tan poco realismo que, a veces, incluso mueve a la risa. El guión y las interpretaciones son dignas de un show protagonizado por Krusty el payaso y el actor secundario Mel.

Pero se ve con cariño y nostalgia -y por eso las tres estrellas. Entonces éramos chavales, nos molaban estas cosas que se rodaban y exhibían como churros y, además, se debe comprender que este subproducto opera como ejemplo perfecto de lo que era una industria que ya no existe. Una tipología cinematográfica extinta y que nunca volverá. El personal ya ha perdido la inocencia de antaño, la vida está muy cara y el panorama no está para esta clase de bromas.

Me da que Chochenaguer, a estas alturas, ni la pone en su currículum.