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España España · san sebastian
Voto de Izeta:
8
Drama Secuela de "Forja de hombres". Una escuela para chicos problemáticos trata de sobrevivir a pesar de la falta de recursos económicos. A pesar de las dificultades, su director (Spencer Tracy) sigue admitiendo a chicos que tienen serios problemas de adaptación como consecuencia de haber tenido una infancia difícil. (FILMAFFINITY)
18 de junio de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primeramente quiero remitiros a la excelente crítica que ha escrito el usuario chulucu y que aparece la primera en utilidad en esta página.
En esta sociedad de hoy en día, nos quejamos continuamente de la falta de valores y la deshumanización que se observa en todos los sectores.
En la escuela, en las relaciones laborales, en la familia, en las relaciones sociales, en los jóvenes, en la televisión...
Todos nos quejamos de lo mismo...! En estos tiempos nadie cree en nada!. !Nadie tiene principios!.!. ! Todo es relativo!.
Y, luego, nos echamos las manos a la cabeza.
¿A dónde van nuestros jóvenes?. ¿ En qué creen?. ¿Qué referencias tienen?. ¿ Qué les estamos enseñando?.
Pues somos nosotros los que les estamos dejando este mundo, señores. Nosotros, los que les enseñamos en las escuelas, los que los estamos criando, los que escribimos en los periódicos o los que hacemos y programamos las películas o series. Los dueños de las empresas o los ejecutivos de las multinacionales o los bancos.
Si los jóvenes hacen algo mal es porque nuestra generación ha hecho algo mal.
En esta secuela de " Forja de hombres", Spencer Tracy continúa representando al padre Flanagan.
Un hombre que cree. Cree en los jóvenes " No hay muchacho malo". Que cree que la confianza, con confianza se paga y que la sospecha, sólo genera más sospecha. Un hombre que cree que para inculcar valores en los demás ( lealtad, amistad, compañerismo, integridad...), es primordial seguirlos uno mismo.
Hoy a estas películas las llamamos " ingenuas". Ingenuidad es lo que tenemos al pretender que nuestros hijos sigan unas pautas de comportamiento que, ni por asomo, ven en la sociedad. Nuestros hijos van a aprender lo que vean de nosotros, ni más ni menos.
Los de" la ciudad de los muchachos" son más afortunados. Han tenido al padre Flanagan. ¿ Qué o a quién tienen nuestros jóvenes?.
Todas las mejoras sociales que ha alcanzado esta sociedad ( y no son pocas), comenzaron con padres Flanagans que lucharon por mejorar las condiciones de vida de los sectores más vulnerables de la sociedad. Entonces, el Estado, no se ocupaba de esas cosas. No existían los derechos universales tal y como hoy los conocemos. Ésta es la historia de uno de ellos.
Tratemos de ser para la sociedad lo que esperamos que sea la sociedad para nosotros mismos y luego ya se verá el resultado. Pero, claro, para creer en los demás primero tiene uno que creer en sí mismo.
Izeta
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