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España España · san sebastian
Voto de Izeta:
7
Drama En un Nueva York dominado por el crimen y la corrupción, el gángster John Martin se ha hecho con el control del mercado de los muelles y obliga a los transportistas a pagarle un canon por su "protección". Denny Jordan es un camionero que se niega a pagar dicho impuesto, a pesar de los problemas que ello puede ocasionarle tanto a él como a su joven esposa embarazada. Un abogado le ayudará en su lucha contra Martin, a fin de llevar a éste ... [+]
21 de diciembre de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿De qué lado están los responsables de esta película?.
Eso es lo que no me ha quedado nada claro a mí.
Bacon realiza, en un ejercicio de concisión admirable de sólo 70 minutos, un sólido drama que expone la situación de las instituciones secuestradas y corruptas de los años 30, relatando la manera en que las mafias operaban apoderándose de los sindicatos obreros, en este caso del de los camioneros, utilizando métodos violentos como el chantaje y la extorsión, la intimidación y la violencia para así controlar el transporte de la ciudad de Nueva York y sus mercados de abastecimiento.
Hay aspectos en el argumento de este film, que a mí me han recordado mucho a otra película del propio Bacon rodada unos años antes, "La mujer marcada", curiosamente con el mismo Bogart aunque asumiendo en esta última el papel del fiscal que lucha contra la mafia, esta vez inscrita en las redes de la prostitución.
Porque aquí hay aspectos que se le parecen mucho.
Un abogado (Walter Abel) es nombrado fiscal del Estado para hacerse cargo del asunto y acabar con la red de sindicatos corruptos de la ciudad, controlados por el hampón Martin (Bogart) y sus secuaces..
Pero no lo va a tener nada fácil. Los camioneros amenazados se niegan a testificar, al estar sometidos bajo la presión de las amenazas.
Uno de ellos (George Brent), parece ser un hombre de gran influencia entre sus compañeros que no se deja amilanar por los métodos violentos de los hampones pero su feroz individualismo le va a hacer resistirse a liderar ninguna campaña eficaz contra ellos ni a colaborar con la justicia.
No tardará en darse cuenta que esa pasividad le pone en manos de Martin, que empleará sus métodos contra él, logrando someterle tras un acto de sabotaje y luego mediante el soborno, convirtiéndole en traidor a los ojos de sus compañeros.
Por otra parte al fiscal no se le ocurre una mejor manera de conseguir que las víctimas testifiquen y colaboren con la justicia que promulgar una ley mediante decreto, donde se verán penadas con cárcel todas aquellas personas que se nieguen a revelar información, da igual que estas personas estén siendo golpeadas, asesinadas o sometidas a robos y palizas. Una bonita manera de colgarse medallas. Pisotear, en vez de proteger, a quien está siendo amenazado.
Es por esta razón por la que, en este film, los espectadores difícilmente podemos volcar nuestras simpatías hacia ningún lado.
No vamos a comulgar con la manera egoísta de actuar del personaje de Brent que, hasta casi su final, sólo mirará por su bien y por sus intereses.
Tampoco nos va a caer en gracia el fiscal estrella, que más parece querer ganar puntos en su carrera de ascenso que en luchar y proteger activamente a los ciudadanos secuestrados.
Y, por supuesto, tampoco vamos a tolerar al chulesco extorsionador Bogart, haciendo y deshaciendo a su antojo desde su mesa camilla de masajes, los destinos y las vidas de cientos de personas en la ciudad.
¿Quiénes nos quedan?.
Los ciudadanos anónimos como siempre (Allen Jenkins, Oscar O'Shea...). Los pocos que se atreven a dar la cara y terminan muertos. Ellos son los que se van a llevar nuestras simpatías en este film. Si esa era la intención que los ejecutores de la película tenían al realizarla, lo han plasmado muy bien y merecen el mayor de los reconocimientos. No sé por qué me da que, en la vida real, las cosas son muy parecidas a como nos lo cuentan aquí.
Izeta
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