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España España · san sebastian
Voto de Izeta:
7
Drama. Thriller. Comedia. Musical. Romance Sarah Jane Ryan, una ex-corista de un night-club, y Tommy Taylor, un prometedor escritor de canciones, regresan al mismo tiempo a su casa destartalada, ocupada por sus ancianas madres, Maggie Ryan y Norah Taylor. Tommy llega acompañado de Mr. Grasselli, un criminal fugitivo que ha matado a un policía con su pistola. Tommy debe esconderlo para no incriminarse en el asesinato y hace pasar a Graselli como si de un enfermo se tratara... (FILMAFFINITY) [+]
19 de enero de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dios, tropezar con este tipo de películas olvidadas 80 años después de su realización y observar en perspectiva los diferentes papeles que grandes futuras estrellas interpretarían antes de su consolidación es casi como viajar al pasado pero a un pasado más real, más auténtico, como observar la cuna de nuestros héroes, su crianza podríamos decir, unas adolescencias en unas vidas titubeantes llenas de acné e imperfecciones pero que ya anticipaban las furiosas juventudes de un cine a punto de eclosionar.
Bogart y Sheridan en un cuento de hadas. Pero no un cuento al estilo Capra sino algo más travieso, más ligero, más desenfadado y paródico basado en una novela de Louis Bromfield que, sin embargo, también cuenta elementos comunes con respecto a algunas de las historias del maestro, véanse, "Dama por un día" o su remake "Un gángster para un milagro" donde repiten la fórmula del mafioso rescatador de ancianitas o "Arsénico por compasión" donde, como aquí, también toparemos con una familia, en este caso los habitantes de una pensión, que conforman un grupo de lo más peculiar y estrafalario, sin los geniales toques del humor negro que contenían aquella todo sea dicho de paso.

Bogart está genial con su personaje ya perfectamente afianzado, sus cigarrillos, su sonrisa torcida sus ademanes nerviosos y su lengua viperina, interpretando al oscuro gángster que llevaba haciendo desde años atrás. Pero es que además, aquí, demuestra sus dotes para la comedia. Son sutiles, nada exagerados, sin abandonar apenas su papel de personaje oscuro. Pero sus alarmados brincos al tropezar con esos animales disecados, esas trampas de niño travieso jugando a las cartas con los ancianos o ese abrir nervioso la puerta cuando Zasu Pitts entra en su habitación, dan buena cuenta de que en su persona había algo más que un actor que hace de hampón. Bogart estaría llamado a ser uno de los grandes y es un inmenso placer poder contemplarle en papeles algo diferentes a los de sus registros habituales.
Nos vamos a Ann Sheridan, inmensa y talentosa actriz. No tuvo tanta suerte como otras de su época y no se comprende muy bien por qué. Lo tenía todo. Belleza, sensualidad, carácter y sabía actuar muy bien. En esta película se luce admirablemente, va a ser la verdadera antagonista de Bogart en lugar del protagonista Jeffrey Lynn que aquí, desgraciadamente, se le reserva un papel bastante ingrato y poco estimulante.

Y los habitantes de la peculiar pensión. Para mí, siempre deliciosos. Zasu Pitts vive constantemente alarmada por las improbables aventuras que su imaginación se empeña en hacerle vivir. Una O`Connor, con bastante mala leche siempre, es una de las dueñas de la pensión y madre de Sheridan. Jessie Busley es la otra dueña y madre de Lynn. Cuenta historias con final feliz, los villanos no existen y no habrá nadie, ni siquiera los propios villanos, que puedan convencerle de lo contrario. John Litel, Grant Mitchell, Felix Brésart, otros habitantes pensionados, cada uno aporta su particular peculiaridad y su excentricidad.

El argumento se las trae, tampoco hay que tomarlo muy en serio.
Bogart es el dueño del night club en el que trabaja Lynn como pianista. Cuando por un chivatazo la policía entre en su local y estos se vean obligados a huir se refugiarán en la pensión no sin que poco antes Bogart dispare el cargador del revólver de Lynn contra el delator. Bajo ese pretexto Bogart chantajeará a Lynn, si no le protege llevará el arma a la policía que, al estar registrado bajo su nombre, lo convierte en principal sospechoso.
Y aquí comienza el cuento. La no deseada convivencia dará lugar a ciertos lances, algunos muy divertidos, otros ya no tanto, pero siempre singulares y que nos robarán unas sonrisas en más de una ocasión.
El remate vendrá con esa idea de transformar la vieja y decadente mansión victoriana en un selecto club para ricos de estilo nostálgico, " Roaring 90" se llama (por supuesto, los 90 del siglo XIX), donde se ofrecerán espectáculos vodevilescos y canciones pasadas de moda para el deleite y disfrute del público de los años 40.
La explotación de la nostalgia siempre ha rendido réditos, no sólo ahora y está claro que cada público de cualquier época ha sentido alguna vez la necesidad de sumergirse en ella.
El previsible final cierra en falso como no podía ser menos pero creo que el conjunto se revela con encanto y simpatía. Se disfruta de este film en muchas partes, lo que ya es bastante.
Izeta
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