Es innegable lo mucho que bebe Vertige de The Descent, aquella terrorífica película de Neil Marshall protagonizada por un grupo de chicas espeleólogas que se meten en una cueva inexplorada y se topan con unos monstruitos ancestrales... y asesinos, claro. Con algunas diferencias, Vertige tiene la misma línea argumental.
En este caso, son tres chicos y dos chicas los que viajan a Croacia para pasar unos días en plena naturaleza y practicar la escalada. Naturalmente, el ansia de aventura les hace ir más allá y adentrarse en una montaña donde acecha un peligro que no quiero desvelar.
Digo que Vertige tiene su gracia, porque es corta, va al grano y no desperdicia ningún minuto en pequeñeces. En eso, cumple lo que se le pide a una película de terror, concretamente a un slasher, que es a lo que más se parece Vertige. Da la vida justa a sus personajes y se guarda una sorpresa para el final, aunque ésta sea más bien floja. En el fondo, Vertige es un simple pasatiempo, que toma de aquí y de allí, que repite los tópicos que haga falta con tal de dar ritmo a su narración.
Vertige es un entretenimiento no muy original, pero efectivo. Abel Ferry demuestra pericia a la hora de crear tensión, sobre todo en la primera parte de la película. Luego hay que resolver la historia, y eso ya no se le da tan bien. Pero para 80 minutos escasos, la dosis de adrenalina y sangre es suficiente. Pasable.