Es una serie en las que convives con sus personajes, eres uno más de los Fisher y eso es mucho. Pocas series pueden ofrecer esa posibilidad al espectador y pocas cuando finalizan te dejan con la pregunta en la cabeza de ¿y ahora que hago sin los Fisher? Es cierto que tiene temporadas mejores y peores, que quedan tramas sin concluir, que hay fallos de guión, desde luego no es perfecta. Pero la vida tampoco lo es, a Cervantes se le perdió el asno y no por ello el Quijote deja de ser la obra culminante del ingenio humano.
A veces me cansa, sí, como mis hermanos, como mis amigos y mi novia, pero sabes que a pesar de todo están ahí, como los Fisher (aquí englobo al genial elenco de actores, especialmente mi queridísima Brenda).
No puedo dejar de recomendarla, por muchas series que se están emitiendo en la actualidad, pocas o ninguna puede ofrecer lo que esta y desde luego ninguna con la transcendencia de lo narrado. Decir que una serie, como un libro pueden cambiar al espectador/lector, hacerles mejores, crecer como persona, no está a la alcance de cualquier serie, ni mucho menos, basta con los dedos de una mano y entre ellos se encuentra esta A Dos Metros Bajo Tierra.

No voy a hablar del final, aguantar a los Fisher durante 63 episodios solamente para ver como concluyen es una tarea agotadora que limita el gusto de vivir esta vida entre muertos y vivos que te ofrece la serie.