Increíble secuela de la (igual de divertida) película de 1991, dirigida por el mismo Barry Sonnenfeld, (y como dato curioso aquel film era su debut en la dirección) y y si bien no esperaba mucho la verdad debo reconocer que aunque me gustó, no me encantó tanto ya que a ratos se sentía que desaprovechaban una premisa interesante.

Sin embargo en esta secuela se apuesta por lo seguro, es decir, enfocarse en un pequeño detonante (la llegada de una niñera) para que el sin fin de locuras "marca de la casa" y el tronchante humor negro se vuelvan a juntar con un reparto ideal dispuesto a disfrutar y pasárselo muy bien.

Por supuesto a eso hay que sumarle un decorado visual y un maquillaje dignos de una saga que ha sido reconocida por su extravagancia, oscuridad y repito, humor negrísimo (de doble sentido) cada tres minutos, y que viene de un tiempo en donde lo políticamente incorrecto era más que bienvenido, pero por el que los "mismos de siempre" pedirían su "cancelación" casi de inmediato.

Hay que hacer una observación por la selección del reparto, porque es admirable, increíble el "buen ojo" para escoger a cada uno de los miembros de esta desternillante y alocada familia, porque parecen haber nacido para interpretar dichos roles, absolutamente todos están impecables. Desde un entregado Raúl Julia (Dios lo tenga en su seno) pasando por la elegancia de la diosa Anjelica Huston, un impagable Christopher Lloyd, unos correctos Jimmy Corman, Carol Kane y una (de nuevo) colosal y tronchante Christina Ricci. Todos ellos se lucen de nuevo.

De soporte se deja ver una hilarante Joan Cusack que con cada aparición suya es imposible no reírse y por supuesto en pequeños papeles aparecen David Krumholtz, Peter McNicol, Christine Baranski. Como otro dato curioso hacen pequeños cameos el mismo director Barry Sonnenfeld, además de Cynthia Nixon, Peter Graves, Dana Ivey, Nathan Lane y Tony Shalhoub.

Me sigue sacando varias carcajadas.