El debut oficial de Sebastian Cordero es un potente retrato de lo que sucedía a finales del siglo pasado en mi país Ecuador, y que tristemente 21 años después continua sucediendo, lo más triste con más fuerza y en todos los estratos sociales, desde el más alto, hasta el más bajo. Estoy hablando de la corrupción, un mal que siempre ha aquejado mi pobre patria, pero especialmente los últimos 15 años parece haberse enraizado hasta un nivel inimaginable.

Ya sobre el film puedo decir que lo más importante es el mensaje que transmite más que las actuaciones (correctos todos), gracias a una producción bastante decente (para la epoca) además posee un gran acabado visual, mostrando de un modo realista, directo ("sucio" por decirlo de un modo) la historia de "Salvador", un joven quiteño que trata de sobrevivir como puede dentro de una familia disfuncional, con problemas económicos y que tras el reencuentro con su primo de Guayaquil, "Ángel" (un "indeseable", un "paria" cuya mayor virtud es estar siempre metido en problemas) se verán involucrados en una serie de acontecimientos que irán de mal a peor. Y si separados pasan por una situación preocupante, juntos solo conseguirán duplicar (y hasta triplicar) dichos problemas.

Una excelente propuesta como dije, dirigida con mucho talento por un debutante Sebastian Cordero, de muy buena factura técnica y que trata un tema que no pierde vigencia, despierta nostalgia con cada visionado (ver algunos detalles históricos y algunos sectores que ya no existen actualmente es impagable), posee una excelente banda sonora (con agrupaciones ecuatorianas de rock hoy desaparecidas) y que por fin nos ubicó en el "mapa cinematográfico" mundial, algo a lo que antes de este film, fue casi que imposible ingresar.

Es cierto aunque con esta representación parece que Ecuador es un país ultra-violento y plagado por la delincuencia, eso no es cierto (al menos no del todo). Como todo país, depende de que sector decides visitar y a que hora. Como ecuatoriano puedo decir que somo un país que aunque no escapa de la delincuencia existente en las grandes y medianas ciudades, tampoco es que hay un "pillo" en cada esquina y a "cada rato". Al menos por donde yo vivo (antes una zona rural, hoy una zona semi-urbanizada), fue y sigue siendo uno de los lugares para vivir más tranquilos del mundo. Se los firmo.

Turistas por favor no se asusten. Pero de los politiqueros, asambleístas, diputados, de esos cuiden sus bolsillos y si pueden huyan apenas vean uno, esos siguen siendo los peores atracadores de la historia.