Hacer cine sobre adolescentes y no caer en lo tópicos habituales es difícil. Hacerlo, además, con clase, con lucidez, vertiendo sobre el espectador una mirada limpia, incisiva, pero al tiempo compasiva, sobre ese mundo tan difícil de entender por todos los que no son adolescentes, que es esa edad indefinida en la que los sueños se confunden con el miedo y éste con las ganas de vivir, eso es ya casi una hazaña.Y Robert Mitchell lo hace. Creo que el título original es mucho más ajustado a lo que nos cuentan, el mito de las fiestas de pijamas americanas, porque esta película retrata a adolescentes americanos, con la grandeza que, nos guste o no, siempre tienen los americanos exportando su modo de vida, por lo que, sí, es así, esta película sirve para cualquier otro adolescente, porque va más allá de un solo territorio. Magníficos actores, sin duda los iremos viendo en muchas películas y series.