Baby Jane Hudson tuvo una infancia bastante feliz, pues, desde muy temprana edad, fue una bailarina y cantante de éxito, hasta el punto de que se fabricaban muñecas que la representaban y se vendían por montones en sus presentaciones. Su hermana, Blanche, fue en ese tiempo la relegada de la familia y dependió del dinero que ganaba Jane para satisfacer sus necesidades. Pero, cuando ambas son ya unas señoritas, Blanche triunfa en el cine, se vuelve célebre y rica… mientras que los productores piensan que el talento de Jane es bastante reducido. Cierto día, se produce un inesperado incidente que deja a Blanche parapléjica, hecho que nunca fue clarificado a interés de los Estudios, pero, la gente asegura que fue Jane la que embistió a su hermana con el auto como una expresión de envidia profesional.

Varias décadas después y alejadas ambas de sus carreras, Blanche está en una silla de ruedas y depende ampliamente de Jane para sus actividades físicas, mientras que Jane depende totalmente de Blanche para todo lo referente al dinero. Se ha iniciado ya, una relación de sometimiento y vejaciones de todo tipo, pues, en Jane se produce una fijación infantil y un trauma de culpa e impotencia, por lo cual se vuelve alcohólica, roba el dinero de su hermana, y se aferra obsesivamente a su luminosa infancia (se sigue llamando Baby Jane, se viste de blanco como lo hacía entonces y se maquilla excesivamente tratando de ocultar las arrugas que implacablemente acuden a su figura), mientras que, Blanche, comienza a descubrir que lo que le ocurre a su hermana puede ser más grave de lo que parecía.

Se aviene de aquí en adelante, un brillante y terrorífico estudio psicológico donde se exponen con lujo de detalles, la suerte de incidentes que pueden transformar radicalmente una personalidad, hasta llevarla a la demencia e incluso al crimen.

Para el director, Robert Aldrich, todo comenzó cuando una secretaria suya atraída por la novela de Henry Farrell, “Whatever Happened to Baby Jane” (1960), se la ofreció para que la leyera. Aldrich quedó impactado enseguida y convenció al productor Joseph E. Levine para que comprara los derechos de adaptación… aunque, al final, terminó él cargando con la responsabilidad por la obra y por la adaptación cinematográfica, la cual encargó al guionista alemán Lukas Heller, quien trabajó con él muy estrechamente.

Bette Davis, fue la elección inmediata para el rol de Baby Jane, pero se había pensado en Vivien Leigh y también en Katharine Hepburn, para el rol que recayera luego en Joan Crawford, no obstante que se temía por la rivalidad profesional que había entre ambas divas… pero, para sorpresa de todos, el respeto fue absoluto y cada una hizo lo suyo con el mayor profesionalismo.

Pero, sin duda, es Bette Davis quien se abona aquí una de las más impactantes actuaciones de su carrera, logrando extraer de su singular figura una crueldad y una fragilidad que asusta y conmueve por igual. Su personaje da cuenta de como el conocimiento profundo nos aleja de todo juicio, y de esta manera, la película se convierte en un estudio psicológico de la más alta trascendencia.

Una película para ver con la mente fresca y las emociones muy bien dispuestas, pues, lo que ha hecho Aldrich, pretende removernos las entrañas.

Título para Latinoamérica: ¿QUÉ LE PASÓ A BABY JANE?