Sólo digo que Chiquito de la Calzada fue más digno como Drácula (o Brácula), que el que nos intentan endiñar en esta película. Porque el Drácula matón barrio bajero de bazar da vergüenza ajena.
No es que la saga de Blade fuera buena (aunque he de reconocer que Blade II me gusta bastante y la serie me parece muy superior a las películas), pero esta tercera parte es más dolorosa que una lenta tortura.
Por suerte mi mente se ha apresurado en borrar a toda prisa los recuerdos que podría dejarme esta película, aunque temo despertar dentro de unos años temblando ante esos recuerdos reprimidos de una experiencia tan atroz como fue ver esto.
Una película que jamás debió existir.
Jamás!