Arnaud Desplechin es un director que pese a tener cierto prestigio entre muchos críticos y cinéfilos, nunca hasta ahora había conseguido estrenar ninguna película en España. Por fin, y tras la buena acogida que la película tuvo en el Festival de Cannes de 2008, alguien se ha atrevido a exhibir en cines su última película. Y, viendo el resultado, hay que agradecerlo sin duda.
Un cuento de Navidad parte de la misma premisa de la que han partido infinidad de películas anteriormente. La típica reunión familiar, en este caso con motivo de la Navidad, en la que lo reproches, sentimientos escondidos, rencores y desencuentros van saliendo a cada paso.
En este caso Catherine Deneuve es la matriarca de la familia. Enferma de cáncer, solo un transplante de médula la puede salvar. Solo el hijo al que nunca ha soportado y un nieto adolescente al que casi ni conoce pueden ayudarle.
Sobre esta base Arnaud Desplechin ha montado una historia compleja y muy bien elaborada en la que drama y comedia se dan la mano con una fluidez que atrapa al espectador. Cada personaje vive su pequeño o gran trauma con auténtica intensidad y mostrando una enorme gama de sentimientos. Todos tiene algo que decir, algo que resolver. Y lo hacen a través de diálogos que combinan la mordacidad más sangrante, con el amor más incondicional. Con unas miradas que son como puñales y otras que desprenden tristeza y comprensión.
Un cuento de Navidad tiene la enorme virtud que, siendo una película que dura dos horas y media, no cansa, no aburre en ningún momento. Es más, podría durar una hora más y el espectador seguiría disfrutando de unos personajes que en cada escena de la película tienen algo que decir. Es una película sin tiempos muertos, cada cosa que pasa es necesaria, nada sobra.
La combinación de actores y personajes que ofrece Un cuento de Navidad es una auténtico placer, haciendo que algunas de las historias que pasan o se descubren durante esos días sean auténticas perlas. El veterano Jean Paul Roussillon, el patriarca, intentando mantener el equilibrio de una familia en la cuerda floja, la maravillosa Emmanuelle Devos aportando luz al personaje más positivo, la confusión de la preciosa Chiara Mastroianni ante lo que pudo haber sido su vida de haber tenido la posibilidad de elegir, la mirada comprensiva de Melvin Popaud como esposo engañado. Son estas comparsas de lujo del trio que conforman Catherine Deneuve, Mathieu Almaric y Anne Consigny que son quienes cargan con el principal peso dramático de la historia.
En definitiva, una película que deja ganas de recuperar la filmografía anterior de este director, y que sobre todo provoca una ganas enormes de ver su siguiente película.