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España España · bilbao
Voto de ernesto:
8
Drama Tras un divorcio difícil, Lucas, un hombre de cuarenta años, ha encontrado una nueva novia, un nuevo trabajo y trata de reconstruir su relación con Marcus, su hijo adolescente. Pero algo empieza a ir mal: un detalle cualquiera, un comentario inocente y una mentira insignificante que se extiende como un virus invisible sembrando el estupor y la desconfianza en una pequeña población. (FILMAFFINITY)
23 de mayo de 2014
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Fue en el ya lejano 1998 cuando dos películas danesas revolucionaban el Festival de Cannes bajo los mandamientos de una corriente cinematográfica, el Dogma 95, que pretendía revolucionar el lenguaje en el cine moderno. Los años acabaron minimizando su impacto, pero algunas de las películas realizadas bajo esas normas todavía hoy perduran. Lars Von Trier fue el principal impulsor del Dogma 95 y con Los idiotas abrió la caja de los truenos de la polémica de aquel festival una vez más. Junto a él un joven director con solo una película previa, Thomas Vinterberg, presentó Celebración, un áspero drama familiar que causó sensación y generó una unanimidad mucho más favorable que la de su polémico maestro. Tras esta película el cine de Thomas Vinterberg no ha vuelto a levantar pasiones, pasando bastante inadvertido por las pantallas de medio mundo, pese a haber rodado algunas de sus películas en inglés y con actores americanos.
No fue hasta hace un par de años que, otra vez en Cannes, el director danés volvió a ganarse a un sector importante de la crítica y, sobre todo, del público con su película La Caza logrando un reconocimiento internacional que no tenía desde el estreno de Celebración, su único éxito importante hasta entonces.
La Caza es un drama intenso, que desde una posición delicada y serena consigue transmitir toda la dureza de una situación tan compleja como dolorosa. El protagonista de la historia se llama Lucas, un hombre joven, que tras su divorcio está luchando por conseguir que su hijo adolescente viva con él. Trabaja en un parvulario ocupándose de tareas varias, y suele pasar parte de su tiempo con la familia de uno de sus mejores amigos. Su vida dará un vuelco el día que, inocentemente, la hija pequeña de su amigo cuenta, a la directora del parvulario, una mentira sobre Lucas. Una mentira que acabará exponiendo al protagonista a un linchamiento brutal por parte de la comunidad a la que pertenece, planteando una serie de dilemas morales tan complejos como, en el fondo, demoledores.
Lejos de la rabiosa fiereza que transmitían las imágenes y el desarrollo del relato en Celebración, Thomas Vinterberg se acerca esta vez a una historia igualmente espinosa, desde la serenidad de una cámara que observa todo el drama desde una distancia prudente. Esto no le resta ni una gota de fuerza al drama planteado, que se muestra en pantalla con una sensibilidad extrema pero sin renunciar a los momentos mas duros e incómodos.
La principal virtud de la película reside en dar al espectador la ventaja de no dudar, de tener claro cual es desarrollo de los acontecimientos y poder presenciar desde esa postura todo el arco dramático de la historia, todas las posiciones y todas las dudas que afectan a los personajes. Esta opción nos coloca en una postura absolutamente incómoda, pero que da un mayor trasfondo a la película.
Por otra parte Thomas Vinterberg da el protagonismo de la película al actor danés más internacional, y puede que también el mejor, aunque esto último es arriesgado decirlo ya que básicamente es él el único al que soy capaz de poner rostro y nombre. El trabajo de Mads Mikkelsen es sobrio y conmovedor, y proporciona al personaje un plus de integridad que añadir a lo que ya quedaba reflejado en el guion.
La película finaliza con un epílogo que sería reconfortante sino fuera porque hay algo enrarecido en el ambiente que no nos permite disfrutar de él, y ello queda perfectamente reflejado en la atmósfera sin necesidad de cerrar la historia con una pirueta final un tanto innecesaria.
Después de esta notable película solo le queda a Thomas Vinterberg mantener el buen tono en sus próximas producciones y que no tengamos que esperar otros trece años para que vuelva a deslumbrarnos desde una pantalla de cine.
ernesto
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