Ante el estreno de Antes del anochecer tocaba ponerse las pilas y hacer los deberes pendientes. Y es que aunque vi Antes del amanecer en su momento y la he repescado hace no mucho tiempo de nuevo, nunca se me había presentado la posibilidad de ver Antes del atardecer, así que al final he tenido que comprar el DVD, en el que venían las dos películas por un módico precio. Así que he visto por tercera vez Antes del amanecer (y mantengo lo escrito en su momento), y por primera vez Antes del atardecer. Y ha merecido la pena, y mucho.
No se si será un caso único en la historia del cine, pero no es lo habitual encontrarse con una trilogía en la que los actores se hacen mayores con sus personajes, y en la que el tiempo entre película y película sea el mismo que ha trancurrido en la ficción. Si a eso le sumamos el hecho de compartir edad (aproximada) con los personajes y sus actores, la hacen todavía más especial. Es por eso que me arrepiento de no haber corrido al cine a ver Antes del atardecer cuando (me) tocaba, que fue en el momento de su estreno. En cualquier caso el disfrute ha sido, creo, el mismo.
En el año 95 nos quedamos con Jesse y Celine despidiéndose en un andén de estación en Viena, citados para reencontrarse seis meses después en el mismo lugar. Ahora descubrimos que ese encuentro nunca se produjo, y es que tuvieron que pasar nueve años para que el destino los volviera a reunir en una agradable tarde parisina. Jesse presentando una novela romántica sobre la huella dejada por una inolvidable y única noche de amor, y Celine acudiendo a la presentación, curiosa ante un relato que le sonaba altamente familiar (tanto como Jesse, el nombre del autor).
A partir de ahí, nuevamente, una larga conversación por las calles de París. Una puesta al día de sus respectivas vidas, y unas cuantas reflexiones sobre la vida, la relaciones, el compromiso, el hacerse mayor, sus miedos y sus frustraciones. Todo con misma naturalidad y frescura que nueve años antes, cuando Jesse y Celine apenas superaban los veinte años, y es que el paso del tiempo sí ha hecho mella en sus ilusiones, pero no ha minado en lo más mínimo la conexión inmediata que se produjo entre ellos cuando se conocieron en aquel tren austriaco.
Estos nueve años han sentado de maravilla a Celine, mucho más atractiva, mientras que el infantil rostro de Jesse sí que ha notado considerablemente el paso del tiempo. En cualquier caso su encuentro casual deja bien claro que aquella única noche en Viena marcó definitivamente sus vidas y sus anhelos. Y es a partir del momento en el que Jesse y Celine se suben al coche que los separará definitivamente cuando la conversación entre ellos se vuelve definitivamente sincera y emocionante, y la película en ese momento alcanza un vuelo casi mágico que culmina con un inolvidable vals y el fundido en negro más sugerente que se pueda imaginar. !Que envidia de fundido en negro¡.
A estas alturas Jesse y Celine, o lo que es lo mismo Ethan Hawke y Julie Delpy son ya parte de nuestros corazones como no lo han sido con ninguna otra de sus interpretaciones. Y si en Antes del amanecer la frescura de él podía resultar más contagiosa que la de ella, aquí es Julie Delpy quien hace un derroche de encanto y entusiasmo absolutamente arrebatador.
Y con los deberes ya hechos, me muero de ganas de ver que ha sido de esta pareja una década despues, deseando oir de su boca todas esas cosas que seguramente todos hemos sentido mil veces.