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España España · bilbao
Voto de ernesto:
7
Drama Will (Ben Foster) es un soldado que ha pasado años muy duros en hospitales militares, para curarse de las heridas recibidas en la guerra de Iraq. Además, la chica con la que salía lo ha abandonado (Jena Malone). Así las cosas, la única oportunidad de empezar de nuevo se la ofrece Tony (Woody Harrelson), un oficial que le enseña el trabajo de "mensajero": su misión consiste en informar a las familias de los soldados que acaban de morir en Irak. (FILMAFFINITY)  [+]
4 de diciembre de 2010
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pese a que el cine que se está haciendo sobre la guerra de Irak no está contando con la repercusión que muchas veces merece, hay que reconocer que varias de estas películas están acercándose a la guerra desde puntos de vista diferentes, y en muchas ocasiones complementarios. De entre todas ellas son las notables En tierra hostil y En el valle de Elah las que han dado una visión más contundente de las consecuencias de esa guerra. Ahora The Messenger, dirigida por el guionista y ahora director debutante Oren Moverman, viene a sumarse a ese grupo de películas que no analizan los motivos de la guerra, sino que se centra en las secuelas. Y lo hace desde un punto de vista nuevo, ya que se centra en esos militares que se ven obligados a ir casa por casa comunicando a las familias el fallecimiento de alguno de sus miembros en acto de servicio.
El protagonista de la historia es un soldado, que después de regresar a su país viene arrastrando secuelas aparentemente solo físicas que no le permiten formar parte activa del ejército. Entonces se le asigna la misión de acompañar a un veterano en la misión de informar a las familias de los fallecimientos ocurridos. Es en ese contacto directo con el drama real al que se enfrentan los familiares de los fallecidos, cuando el protagonista sufre una catarsis que le hace enfrentarse a todo ese sufrimiento acumulado que va más allá de sus heridas físicas.
Tanto el guión como la dirección de Oren Moverman son directos y concisos, sobre todo en una primera parte en la que asistimos a los momentos más intensos de la historia en la que los dos protagonistas afrontan, de muy diferente forma, el dolor al que se ven expuestos y al que, para el personaje que encarna Ben Foster, resulta imposible mantenerse ajeno. En ese sentido la presencia de una trama secundaria con una de las viudas, o la reacción de un padre desesperado, al que encarna Steve Buscemi, aportan algunos de los mejores momentos de la película.
La sobriedad de la historia se pierde en cierta forma cuando los personajes tienen que hacer frente a esos fantasmas que al final terminan por aflorar y que hace que los protagonistas de deslicen por el peligroso precipicio de los lugares comunes. Juergas, chicas, drogas, alcohol y una incómoda boda hacen que el interés de la película decaiga en cierto modo.
Afortunadamente el director cuenta con una gran baza que hace que la historia mantenga un nivel notable incluso en sus momentos más bajos, y es el excelente reparto. Ben Foster se confirma como uno de los más intensos actores de su generación. Woody Harrelson, como el soldado veterano, hace un alarde de sobriedad que le valió una candidatura al Oscar. La emoción que transmite Samantha Morton resulta contagiosa, mientras que Steve Buscemi hace una creación en su breve papel. Gracias a ellos The Messenger mantiene una dignidad que en algún momento se llega a tambalear.
ernesto
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