Con Balas sobre Broadway Woody Allen consigue otro de los puntos más álgidos de su carrera, que ya para entonces tenía muchos, además de culminar tres años de cine glorioso tras Maridos y Mujeres y Misterioso asesinato en Manhattan. Con estas tres películas el director demuestra que es capaz de poner su talento al servicio de historias completamente distintas sin perder en ningún momento las señas que hacen de él un creador único.
No es la primera vez que Woody Allen viaja a décadas pasadas para ambientar sus historias, pero sí es la primera (creo) vez que lo hace en el mundo del teatro. Así nos situamos en plenos años 20, cuando en el Broadway neoyorkino confluyen una serie de personajes pintorescos para ofrecernos una historia llena de inteligencia, sutileza y un delicioso sentido del humor. Y aunque la personalidad de Allen sigue estando presente en la película, tal vez esta sea una historia más universal y menos «alleniana».
El protagonista de Balas sobre Broadway es un autor teatral, que después de muchos fracasos por fin consigue el apoyo económico necesario para llevar a escena su última obra de teatro, en la que tiene puestas grandes ilusiones. El dinero proviene de un gangster que le exige, a cambio, que le de un papel a su joven novia, una mujer geneticamente incapacitada para la actuación. Esta mujer además viene acompañada por un guardaespaldas con inquietudes literarias que se empeñará en corregir, con acierto, toda la obra de teatro. Pero los problemas para el protagonista no paran de crecer. La primera actriz de la obra, una diva en horas bajas, se encapricha de él, mientras que el primer actor come compulsivamente.
Entre estos personajes y algunos mas Woody Allen compone una historia rebosante de encanto, que adapta los patrones habituales de su cine a una narración más clásica, pero sin perder en ningún momento su esencia. Los personajes están retratados con las dosis justas de cariño y mala leche, con hallazgos tan notables como ese gangster con alma de escritor del que se puede decir cosas tan diferentes como que es violento y sensible, comprensivo e implacable.
El cine de Allen, aunque a primera vista no sea algo evidente, siempre ha cuidado mucho el envoltorio de sus historias con fotografías envolventes y músicas perfectas. En este caso consigue que el color de las imágenes, el detalle de la ambientación y la suavidad de su cámara eleven el tono y la calidad de una historia que ya rebosaba talento.
Para completar el conjunto, Balas sobre Broadway tiene un reparto excepcional, en el que no hay grandes estrellas, pero si muy buenos actores, entre los que destacan Chaz Palminteri y una sublime Dianne Wiest componiendo un personaje memorable.
Han pasado más de quince años desde su estreno, y todavía se puede seguir considerando Balas sobre Broadway como una de las películas más completas y unanimemente reconocidas de la carrera de Woody Allen.