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Voto de TOM REGAN:
7
6,7
226
Bélico. Drama. Romance
En vísperas de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), las dos ramas de una acomodada familia argentina se dividen en dos bandos: los Desnoyers, oriundos de Francia, y los von Hartrott, de origen alemán. Julio Desnoyers, un joven irresponsable y bohemio, tiene un romance con Marguerite, una mujer casada. Cuando estalla la guerra, el esposo de Margueritte se va al frente. Poco despues, una serie de circunstancias hacen que Julio cambie ... [+]
15 de marzo de 2021
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81/14(11/03/21) Famosa y exitosa cinta (la más taquillera de 1921, superando a la chaplinesca “The Kid”. La primera en la historia en superar el millón $ de recaudación. Considerada como la sexta película muda más vendida de todos los tiempos. Durante su lanzamiento inicial, recaudó $ 4.500.000 a nivel nacional), aunque algo envejecida adaptación silente del homónimo best-seller (el libro más vendido en USA en 1919) de 1916 del valenciano Vicente Blasco Ibáñez. Cumple un siglo desde su estreno (06/Marzo/1921) este melodrama épico considerado uno de los primeros films anti-bélicos (hasta vemos niños muertos) de la historia junto a “J’Accuse” (1919). Dirigida por Rex Ingram, con guión de June Mathis (fue la primera mujer ejecutiva de Metro / MGM y, con solo 35 años, era la ejecutiva mejor pagada de Hollywood. En 1926 fue votada como la tercera mujer más influyente de Hollywood, detrás de Mary Pickford y Norma Talmadge), que tuvo el acierto la guionista de descubrir al sex-simbol Rudolph Valentino en este film, creando el mito del ‘Latin Lover’, que se convierte en la estrella de la historia ya desde su legendario baile de tango en su presentación (no estaba esta escena en el libro, pero al ser un bailarín Valentino se aprovecharon estas dotes para la escena), pero es que además su personaje es el que ejemplifica un arco de desarrollo más pronunciado. La historia trata sobre dos yernos, uno francés y el otro alemán, de un rico argentino, Madariaga, a finales del siglo XIX, tras su muerte, las dos familias regresan a Europa (una a Francia y otra a Alemania) solo para quedar atrapadas en las convulsiones de la Gran Guerra Mundial, siendo esto una excusa para reflejar el cainismo humano en que unos hermanos luchan unos contra otros por motivos espurios, hombres contra hombres en guerras sin sentido, donde el ganador son Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis, y los que pierden son los vivos.
Una historia con dos partes bien definidas. La primera es para la presentación de personajes, bastante estereotipada, con la prole ‘germana’ expuesta como militaristas rígidos, que cuando llega la Gran Guerra (en la segunda parte) se encuentran en su marcial salsa. Aunque la familia ‘teutona’ queda en segundo plano con respecto a la ‘francesa’ reflejados como hedonistas decadentes bohemios, amantes delos lujos y de la buena y ociosa vida; La segunda parte es adentrarse en las fauces de la Guerra, en sus horrores, donde la Muerte y el sufrimiento se apodera del ánimo, aquí la imaginería mística y las escenas mordaces hacen acto de presencia para hincarte el diente en algunos incisivos tramos; Teniendo además en lo bueno una excelente cinematografía de John F Seitz (“Sunset Boulevard”), de clara inspiración pictórica en algunos momentos (esto visualizado notoriamente en una escena con Julio militarizado en un pueblo junto a otros soldados), esto en miscelánea con la dirección de arte de Joseph Calder.
Madariaga (Pommeroy Cannon) apodado El Centauro, ha venido de España para establecerse en Argentina donde, a finales del siglo XIX, se ha convertido en un rico terrateniente amado y temido por sus trabajadores. Si bien muchos de los jóvenes híbridos de su propiedad tienen un extraño parecido con él, solo tiene dos hijas legítimas. Luisa (Bridgetta Clark), la mayor, está casada con un francés, Marcelo Desnoyers (Josef Swickard), el favorito de Madariaga, Elena (Mabel Van Buren), la menor, con un alemán, Karl von Hartrott (Alan Hale), solo tolerado por su padre. Después de siete años, Luisa finalmente está embarazada de su primer hijo, mientras que Elena tuvo tres hijos, criados de manera militar. Cuando Luisa finalmente tiene un hijo, Julio (Rudolph Valentino), Elena está muy decepcionada porque esperaba que sus hijos recibieran los millones de su padre. Julio crece para convertirse en un joven libertino, el nieto favorito de Madariaga. Lo acompaña a disfrutar de la vida en los cafés de tango de La Boca, barrio infame de Buenos Aires. Una vez que es demasiado mayor para acompañar a Julio, se consuela en casa enseñando tango a la hermana menor de Julio, Chichi (Virginia Warwick), para horror de Luisa. Mientras tanto, Karl cría a sus hijos de acuerdo con los principios alemanes: "El hombre debe ser entrenado para la guerra y las mujeres para la recreación del guerrero".
La película en su inicio ya marca las cartas en su parcialidad cuando muestran al matrimonio del alemán como envidiosos avariciosos ante el parto de su cuñada, y esto remarcado por como el patriarca Madariaga detesta a su yerno teutón y a sus tres nietos, sin saberse bien porqué. Por tanto no hay imparcialidad. Esto queda remarcado por como Madariaga se ve reflejado en su nieto Julio (Rudolph Valentino) ya adulto, con el que sale por los bajos fondos del barrio porteño bonaerense de Boca. Donde se da una de las grandes escenas del film. Un hombre y una mujer (Beatrice Dominguez) bailan un tango en una taberna, Julio se acerca y pide bailar con ella, la mujer mira a Julio de manera seductora. El hombre lo ignora y continúan bailando. Julio desafía al hombre, lo golpea violentamente, dejando claro lo caprichoso y arrogante que es. Tras lo que Julio y la mujer bailan un sensual tango que los parias (uno de ellos borracho observa un pez en su copa, elementos estos de humor presentes en la cinta, como es el recurso del mono) en el tugurio aplauden (tango que se repetirá más adelante, pero en contraste en un lujoso local de París), paran y la mujer se sienta en el regazo de Julio, Madariaga cae ebrio al suelo, la mujer ríe, y Julio responde despreciándola y cogiendo a su abuelo para llevárselo. Dejando también patente el cariño del nieto por el abuelo.
Una historia con dos partes bien definidas. La primera es para la presentación de personajes, bastante estereotipada, con la prole ‘germana’ expuesta como militaristas rígidos, que cuando llega la Gran Guerra (en la segunda parte) se encuentran en su marcial salsa. Aunque la familia ‘teutona’ queda en segundo plano con respecto a la ‘francesa’ reflejados como hedonistas decadentes bohemios, amantes delos lujos y de la buena y ociosa vida; La segunda parte es adentrarse en las fauces de la Guerra, en sus horrores, donde la Muerte y el sufrimiento se apodera del ánimo, aquí la imaginería mística y las escenas mordaces hacen acto de presencia para hincarte el diente en algunos incisivos tramos; Teniendo además en lo bueno una excelente cinematografía de John F Seitz (“Sunset Boulevard”), de clara inspiración pictórica en algunos momentos (esto visualizado notoriamente en una escena con Julio militarizado en un pueblo junto a otros soldados), esto en miscelánea con la dirección de arte de Joseph Calder.
Madariaga (Pommeroy Cannon) apodado El Centauro, ha venido de España para establecerse en Argentina donde, a finales del siglo XIX, se ha convertido en un rico terrateniente amado y temido por sus trabajadores. Si bien muchos de los jóvenes híbridos de su propiedad tienen un extraño parecido con él, solo tiene dos hijas legítimas. Luisa (Bridgetta Clark), la mayor, está casada con un francés, Marcelo Desnoyers (Josef Swickard), el favorito de Madariaga, Elena (Mabel Van Buren), la menor, con un alemán, Karl von Hartrott (Alan Hale), solo tolerado por su padre. Después de siete años, Luisa finalmente está embarazada de su primer hijo, mientras que Elena tuvo tres hijos, criados de manera militar. Cuando Luisa finalmente tiene un hijo, Julio (Rudolph Valentino), Elena está muy decepcionada porque esperaba que sus hijos recibieran los millones de su padre. Julio crece para convertirse en un joven libertino, el nieto favorito de Madariaga. Lo acompaña a disfrutar de la vida en los cafés de tango de La Boca, barrio infame de Buenos Aires. Una vez que es demasiado mayor para acompañar a Julio, se consuela en casa enseñando tango a la hermana menor de Julio, Chichi (Virginia Warwick), para horror de Luisa. Mientras tanto, Karl cría a sus hijos de acuerdo con los principios alemanes: "El hombre debe ser entrenado para la guerra y las mujeres para la recreación del guerrero".
La película en su inicio ya marca las cartas en su parcialidad cuando muestran al matrimonio del alemán como envidiosos avariciosos ante el parto de su cuñada, y esto remarcado por como el patriarca Madariaga detesta a su yerno teutón y a sus tres nietos, sin saberse bien porqué. Por tanto no hay imparcialidad. Esto queda remarcado por como Madariaga se ve reflejado en su nieto Julio (Rudolph Valentino) ya adulto, con el que sale por los bajos fondos del barrio porteño bonaerense de Boca. Donde se da una de las grandes escenas del film. Un hombre y una mujer (Beatrice Dominguez) bailan un tango en una taberna, Julio se acerca y pide bailar con ella, la mujer mira a Julio de manera seductora. El hombre lo ignora y continúan bailando. Julio desafía al hombre, lo golpea violentamente, dejando claro lo caprichoso y arrogante que es. Tras lo que Julio y la mujer bailan un sensual tango que los parias (uno de ellos borracho observa un pez en su copa, elementos estos de humor presentes en la cinta, como es el recurso del mono) en el tugurio aplauden (tango que se repetirá más adelante, pero en contraste en un lujoso local de París), paran y la mujer se sienta en el regazo de Julio, Madariaga cae ebrio al suelo, la mujer ríe, y Julio responde despreciándola y cogiendo a su abuelo para llevárselo. Dejando también patente el cariño del nieto por el abuelo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Cuando saltamos a Europa, la historia presta especial atención a los franceses en París. Allí Julio se convierte en un bohemio pintor indolente (llamativo es ver a mujeres con los pechos descubiertos como modelos), que acaba enamorado de una mujer casada, Marguerite Laurier (Alice Terry), infeliz (reflejado esto con la imagen de una ardilla enjaulada) y mucho más joven esposa de Etienne Laurier (John St. Polis). El padre de Julio se compra un castillo en Marne, que llena de lujosos elementos artísticos, hasta una bañera de oro que ejemplifica la decadencia más superficial; Y entonces se produce el asesinato del Archiduque Francisco Fernando, el bon vivant Julio ve esto de modo displicente, no así un misterioso personaje que aparece a media película como vecino del protagonista, una especie de pseudo-Rasputín por su apariencia, Tchernoff (Nigel De Brulier), que cual profeta místico dará las claves de lo que está por venir, muestra a Julio el Libro del Apocalipsis de San Juan ilustrado por Durero, mostrando los Cuatro Jinetes del Apocalipsis desatados por la Bestia para esparcir la desolación por todo el mundo, y comenta “Se escuchará la voz de la Bestia, al mando de los Cuatro jinetes de mal augurio, Conquista, Guerra, Pestilencia y Muerte, mientras cabalgan para esparcir la desolación por todo el mundo”. A partir de entonces, imágenes de la guerra se intercalan con imágenes impresionistas de la Bestia y los cuatro jinetes superpuestos sobre humo y nubes, hasta el final, secuencias aterradoras envueltas en humo avernal del que surgen los mencionados jinetes. La Guerra gradualmente irá arrasando con todo, haciendo cambiar las mentalidades de unos y otros.
En esta parte bélica es donde la película gana al espectador, con ejecuciones vengativas de militares de civiles (estremecedora imagen en travelling lateral de los rostros de los inocentes frente al paredón); La secuencia durante una fiesta en que aparece una mujer con la bandera tricolor gala cual pintura de 1830 de Eugène DelaCroix “La Liberté guidant le peuple” (a Libertad guiando al pueblo), y terminan entonando a coro ‘La Marsellesa’; La invasión del castillo, la (transgresora) fiesta de borrachos militares (entre ellos Wallace Beery) travestidos (bailando sobre la mesa, bebiendo de sus botas y lujuriosos violando a una joven francesa). De esta escena la guionista June Mathis dijo a Los Angeles Time: "Hice que los oficiales alemanes bajaran las escaleras con ropa de mujer. Para cientos de personas eso no significó más que una fiesta de disfraces. Para aquellos que han vivido y leído, y que entienden la vida, esa escena se destacó como una de las cosas más maravillosas de la imagen"; Si acaso abe achacarle que las escenas de batallas resultan flojas, y no me vale el año de rodaje, pues en “J'Accuse” de dos años antes se mostraba más vigor en este apartado, aquí confusas y envueltas en humaredas para esconder lo precario de estas escenificaciones.
Tiene el defecto de no saber definir que quiere contar, pues para ser una película antibélica coloca a los alemanes como aterradores malos, con lo que subyace la idea de que está bien combatirlos. Pero a la vez pretende hermanar a los dos bandos, quiere exponer que en la Guerra no hay vencedores solo queda un campo inmenso de tumbas infinitas. Pero es que también se coloca en la picota a los que no quieren alistarse como ociosos y libertinos nihilistas, como si fueran cobardes, y los que combaten son vistos como héroes, esto casa poco con querer jugar a pacifismo. Lejos de lo diáfano de la mencionada arriba “J’Accuse”.
Aun con sus defectos, me queda una película loable en su mensaje anti-guerra, que recuerdas con buen poso, pero que hubiera mejorado recortando ‘michelines’ de minutos. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2021/03/los-cuatro-jinetes-del-apocalipsis.html
En esta parte bélica es donde la película gana al espectador, con ejecuciones vengativas de militares de civiles (estremecedora imagen en travelling lateral de los rostros de los inocentes frente al paredón); La secuencia durante una fiesta en que aparece una mujer con la bandera tricolor gala cual pintura de 1830 de Eugène DelaCroix “La Liberté guidant le peuple” (a Libertad guiando al pueblo), y terminan entonando a coro ‘La Marsellesa’; La invasión del castillo, la (transgresora) fiesta de borrachos militares (entre ellos Wallace Beery) travestidos (bailando sobre la mesa, bebiendo de sus botas y lujuriosos violando a una joven francesa). De esta escena la guionista June Mathis dijo a Los Angeles Time: "Hice que los oficiales alemanes bajaran las escaleras con ropa de mujer. Para cientos de personas eso no significó más que una fiesta de disfraces. Para aquellos que han vivido y leído, y que entienden la vida, esa escena se destacó como una de las cosas más maravillosas de la imagen"; Si acaso abe achacarle que las escenas de batallas resultan flojas, y no me vale el año de rodaje, pues en “J'Accuse” de dos años antes se mostraba más vigor en este apartado, aquí confusas y envueltas en humaredas para esconder lo precario de estas escenificaciones.
Tiene el defecto de no saber definir que quiere contar, pues para ser una película antibélica coloca a los alemanes como aterradores malos, con lo que subyace la idea de que está bien combatirlos. Pero a la vez pretende hermanar a los dos bandos, quiere exponer que en la Guerra no hay vencedores solo queda un campo inmenso de tumbas infinitas. Pero es que también se coloca en la picota a los que no quieren alistarse como ociosos y libertinos nihilistas, como si fueran cobardes, y los que combaten son vistos como héroes, esto casa poco con querer jugar a pacifismo. Lejos de lo diáfano de la mencionada arriba “J’Accuse”.
Aun con sus defectos, me queda una película loable en su mensaje anti-guerra, que recuerdas con buen poso, pero que hubiera mejorado recortando ‘michelines’ de minutos. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2021/03/los-cuatro-jinetes-del-apocalipsis.html